Síndrome del Espejo — Ada Inés Lerner, Rolando J.Di Lorenzo, Vladimir Koultyguine
Síndrome del Espejo — Ada Inés Lerner, Rolando J.Di
Lorenzo, Vladimir Koultyguine
Tomás Zamler estaba casado con Raquel Minujin y a
pesar de que auténticamente amaba a su esposa, le fue infiel. Esta relación
irregular terminó tras una aventura con la hija de uno de sus compañeros de
trabajo. Luego con una enfermera según él mismo cuenta la historia a sus
amigos.
—Amo a mi esposa, no más desvaríos —Sus compañeros no
le creen mucho.
Y es porque él ha mostrado signos de infidelidad en el
pasado
—Algunas personas se tragan pastillas, yo soy infiel.
Todos tenemos nuestros vicios. —Tomás vuelve a ser infiel a su mujer con una
joven enfermera a pesar de que el "círculo vicioso" parecía haber
terminado.
Un paciente con Síndrome del Espejo o Síndrome de
Zelig (lo que ocasiona que adopte las personalidades de personas que se
encuentran en la misma habitación), se ve que está atraído a la personalidad
dominante de Ambar Volakis, lo que los lleva a tener un diálogo combativo y
pleno de coqueteo.
—Ambar, ¿Lo conocés bien a Tomas? ¿Has visto cómo se
comporta con las mujeres?
—Si lo conozco bien y vos lo sabes, no te hagas el
tonto, ¿O la enfermedad te voló el cerebro?
—El cerebro lo tengo bien, pero como te veo cada día más
entregada a ese tramposo, dudo de tu memoria, creo que te olvidaste de mí, que
te he amado toda mi vida—Dijo emocionado el hombre.
— ¿Toda tu vida? ¡Estás loco o me parece!, nos
conocemos desde la semana pasada, a vos se te pegó la locura de Tomas, por
estar en contacto con él y por tu ridículo Síndrome del Espejo. Te lo dije
antes, no me interesan tus sentimientos— Cortante Ambar dio con esto terminada
la conversación, pero cuando iba a salir de la habitación, El hombre se le tiró
encima, sujetándola por el cuello. Ambar cayó al piso de rodillas.
- Cuidado, ¡es contagioso! dijo a un hombre que se
aproximaba para socorrerla.
- Pues voy a usar toda mi locura para tratarlo -, se sonrió.
Cuando dos pacientes con Síndrome del Espejo se
encuentran, ¿qué ocurre? Eso no lo sabe – no lo sabía nadie, porque no hubo
cuenta de tales personas, sino de una persona.
Los primeros tiros – el primer tiro – fueron mortales.
Tomás, de camiseta naranja (¿o fue el otro, también de
camiseta naranja?), dijo algo a la enfermera que llegó en unos minutos. El otro
murió sin decir nada.
La enfermera miró en la dirección de Ambar, que
asustada estaba contemplando la escena.
Esta ya no será para ti, pensó Raquel, abandonando la
habitación a las escondidas.
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