Bajamar — Ada Inés Lerner, Rolando José Di Lorenzo, Luciano Doti.
Había estado nadando en el mar aproximadamente una hora;
cuando quise volver a la playa, el frío y el cansancio, aunados a un calambre
en el muslo derecho, me hacían pensar que no iba a ser fácil. Luchaba contra la
poderosa marea descendente, y aprovechaba alguna ola perdida que me empujaba
hacia la arena. Contemplaba la procesión de las luces costeras, pero no podía
acercarme más; había dejado de luchar con la corriente y me contentaba con
esperar ayuda
De pronto sentí un golpe, me paralizó el terror porque sabía
que por allí siempre aparecía algún tiburón, nuevamente un objeto duro me pegó
en la espalda empujándome hacia afuera, hacia la orilla, giré rápidamente y vi
un gran delfín que asomaba su trompa, que parecía reír y jugando me empujaba
hacia la costa. Mi alegría me duró unos instantes, porque detrás del festivo
animal pude ver la temible aleta. El mar seguía embravecido, la bajamar me
arrastraba hacia adentro.
El tiburón atacaba. Tenía la opción de ocultarme tras el
delfín, pero eso me hacía sentir mal. El noble animal no merecía pagar por mí.
Me tomé de él esperando que me sacará de allí. Algo nos alejamos, pero el
tiburón era un hábil nadador: ya estaba con nosotros; yo me desmayé.
Desperté en la cubierta de una embarcación que andaba cerca.
Les dije que moriría si supiera que el delfín se había sacrificado por mí.
Dubitativos, me aseguraron que sobrevivió.
Conversación de chat finalizada
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