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Mostrando las entradas de abril, 2017

El hormiguero — Ada Inés Lerner, Rolando José Di Lorenzo Adelaida Pichardo Querales

El hormiguero — Ada Inés Lerner, Rolando José Di Lorenzo Adelaida Pichardo Querales Las hormigas marchaban como de costumbre, nada las detenía ni les torcía el camino. El jardinero luchaba día tras día contra ellas, parecía que ningún producto las eliminaba. Solo le quedaba su último intento, su enorme secreto, su descubrimiento de empequeñecerse le daría la posibilidad de meterse en los vericuetos del hormiguero y destruirlas desde adentro. El hombre, esa noche tomó su pócima disminuyendo su talla hasta reducir su tamaño. Caminó entonces lentamente hacia la boca del hormiguero. Vestido de negro, al principio no se fijaron en él porque los machos no llevan antenas en codos. Aunque sus ojos pueden detectar movimientos, las hormigas son de visión muy corta, de modo que nuestro impostor pudo pasar desapercibido, observar su organización social, la capacidad de modificar hábitats, su aprovechamiento de los recursos. Lo peor llegó cuando lo descubrieron defendiéndose con sus fuertes m...

EL FANTASMA-Rolando José Di Lorenzo- Abelardo Cid Topete-Diego Martínez.

EL FANTASMA-Rolando José Di Lorenzo- Abelardo Cid Topete-Diego Martínez. El fantasma recorrió tímidamente los últimos metros del largo pasillo. Cuando llegó a la puerta de la habitación de su amada, quedó inmóvil, no se atrevía a llamar, para evitar asustarla. Trataba de encontrar la forma de decirle que estaba de regreso, que esto en que se había convertido era él; ese que amó hasta el final. Decidido a enfrentar la situación volvió a acercarse pero escuchó voces, palabras sueltas dichas en voz baja, pero ardiente. Al fin abrió la puerta, obscuridad total, ya no oía las voces, sólo murmullos entrecortados, en su interior escuchaba ese ruido constante desde que había vuelto que evocaba la figura de ella. Ruido de cristales que se rompen, neumáticos que derrapan, la imagen de ella a su lado y él abandonándola. No sabía dónde estaba, seguían los murmullos en la habitación, un frío mortal se fue metiendo en sus huesos. El aroma de ella llegó en el aire helado. Imágenes, sonidos...

VOCES LEJANAS – Sergio Gaut vel Hartman & Rolando José Di Lorenzo

VOCES LEJANAS – Sergio Gaut vel Hartman & Rolando José Di Lorenzo El sol brillaba débil y soplaba un viento frío. Bajo esa luz mortecina, Asdrúbal caminó unos tres kilómetros hacia el oeste sin dejar nunca de oír aquel sonido áspero, incesante, una enorme y remota voz que murmuraba y adormecía, mientras que bajo sus pies, la arena se extendía constante, pareja, inmortal. En algún momento se lanzó a correr por el puro gusto de hacerlo, pero el ruido no cesó ni se modificó en lo más mínimo. Al cabo de una hora de marcha se detuvo ante un arco absurdo que interrumpía el paisaje. Tal vez sea el origen del sonido, reflexionó el exobiólogo; quizá haya una reproductor junto a la base del arco Vio un hueco y desde allí salía el sonido extraño. Buscos por los alrededores y por fin encontró un hueco en la arena, parecía una entrada; muy reducida, pero se animaba a entrar, algo lo llamaba a descubrir ese llamado lastimero. Se metió como pudo y a poco de entrar vio un viejo enorme y gor...

El cambio de Don Facundo—Rolando José Di Lorenzo & Omar Chapi

El cambio de Don Facundo—Rolando José Di Lorenzo & Omar Chapi  La gente del pueblo se preguntó en aquel tiempo, que podría haber pasado con Don Facundo, qué lo había hecho cambiar tanto, desde su forma de ser hasta su aspecto. El hombre había sido alto, elegante, bien vestido, tanto así que las señoras del pueblo lo seguían con la mirada fuera a donde fuere. Luego, de un día para otro, Don Facundo desapareció, bastante tiempo; más un día lluvioso de Junio, tres años después, reapareció; muchos no lo reconocieron, pero los que lo hicieron no tuvieron dudas de que era él, es más, algún vecino atrevido le preguntó con seriedad si era o no el hombre desaparecido y confirmó su identidad, pero no contó nada de su sucedido. Todo quedó envuelto en el mayor de los misterios y casi el único misterio del pueblo. Don Facundo ya no era tan apuesto como antes, además había cambiado el carácter, estaba reconcentrado, taciturno y muchas veces mal educado, si podía pasar desapercibido mej...

La sirena del stud - Claudia Lonfat & Rolando José Di Lorenzo

La sirena del stud - Claudia Lonfat  &  Rolando José Di Lorenzo La encontraron en un viejo stud de Martinez. Uno que fue muy importante hasta la muerte de su dueño, luego sus herederos, los hermanos Platt, vendieron los caballos, y finalmente el Stud, ya que ninguno estaba interesado en ese rubro. Los nuevos dueños habían reciclado la parte que daba al hipódromo, convirtiendo los boxes en locales comerciales. En el mismo predio, alejado de los locales, había una vieja construcción que estaba desde los inicios, y era donde el bisabuelo de los Platt, descansaba de su trabajo, ahora, habían decidido construir allí un restaurante. Fue en el sótano, donde la hallaron los obreros. Parece que la humedad del lugar la conservó intacta. Tenía la mitad inferior del cuerpo envuelto en una tela, como si no tuviera piernas, solo una prolongación amorfa… Los nuevos dueños, llamaron a los Platt, para ver que hacían con esa momia. El hermano mayor no quiso problemas y se desint...

El libro maldito —Nélida Magdalena Gonzalez & Liliana Aguilar Orantes & Rolando José Di Lorenzo

El libro maldito —Nélida Magdalena Gonzalez & Liliana Aguilar Orantes & Rolando José Di Lorenzo Carlos paseaba con su amigo Diego por la Avenida Corrientes, los dos eran lectores compulsivos. Esa noche los libros se exhibían en las veredas, nuevos y usados a buen precio. Mientras buscaban algo interesante, una joven tomó un libro lo abrió, leyó algo y huyó despavorida. Los amigos intrigados compraron el libro llamado, “MAGIA NEGRA”, sin leer el prólogo. En su casa revisaron lo que habían adquirido, abrieron el libro de magia y se rieron. Al leer los primero párrafos se rieron.  Las páginas comenzaron a girar. Se rieron. Como si una fuerza secreta las estuviese dirigiendo, reían.  Hacia la mitad del libro los muchachos, riendo y riendo, ya no podían contener las carcajadas y Carlos cayó al piso revolcándose en un puro espasmo hilarante. Intentó sujetarse de las patas del sofá mientras Diego, lo señalaba con una mano y entre risas, hipos y lágrimas que  le sa...

Anselmo enamorado — Rolando José Di Lorenzo, Carlos Enrique Saldivar & Sergio Gaut vel Hartma

Anselmo enamorado — Rolando José Di Lorenzo, Carlos Enrique Saldivar & Sergio Gaut vel Hartman Anselmo se había enamorado, no era la primera vez, no recordaba cuántos amores había tenido en su vida. Precisamente eso era lo significativo, se había enamorado de nuevo a los ochenta años. No quería contárselo a sus hijos ni a su amigo Pedro. Amigo de la infancia y ese era su mayor problema, porque la mujer que amaba era amiga de Pedro. Se acordaba claramente que habían sido novios cuando estaban en el secundario y luego ella se había ido lejos. Anselmo comenzó a rememorar la relación de Claudia y Pedro. Desde siempre, su mejor amigo solía decirle que ella había sido el gran amor de su vida. Y ahora Anselmo había encontrado a aquella hermosa mujer, para la cual parecían no haber pasado los años: tropezaron adentro de una librería; ella intentó marcharse, pero él la retuvo tomándole la mano. Todo pasó muy rápido, conversaron sobre obras literarias, fueron a tomar el té y esa misma t...

Alfredo y su sueño—Rolando José Di Lorenzo, Maritza Alvarez, Claudia Isabel Lonfat

Alfredo y su sueño—Rolando José Di Lorenzo,  Maritza Alvarez, Claudia Isabel Lonfat. La vida no fue bondadosa con Alfredo, era bajito; casi enano, apenas podía mover el brazo izquierdo, aunque nunca supo porque. Tenía en la cara una marca extraña, posiblemente por el mal uso de los fórceps; pero era inteligente, aunque nunca le sirvió de nada. Su único sueño era poder conquistar una bella mujer, pero a él mismo esto le causaba gracia, porque además era un humorista.  Un martes a la mañana salió de su casa rumbo al trabajo, iba pensando justamente en cómo conseguir una mujer que lo amara de verdad a pesar de sus defectos,  aunque realmente era feo, estaba bien dotado y podía satisfacer plenamente a una mujer. En ese momento recordó la primera vez que fue a un burdel y la mujer que lo atendió le dijo: —Chiquito de tamaño pero te comportas mejor que un hombre alto, además tus manos pequeñas me hacen morir de placer, cualquier mujer será feliz contigo. Y Alfredo p...

Redención? - Marcelo Sosa y Rolando José Di Lorenzo

Redención? - Marcelo Sosa y Rolando José Di Lorenzo. Luego de la cuarta guerra global la sociedad terráquea fue casi exterminada. Si no hubiera sido por ellos, que luego de muchas discusiones y encendidos debates, decidieron darle al hombre una última oportunidad para redimirse a sí mismo, superar su inmanencia y alcanzar la trascendencia de los entes supremos. La votación había sido reñida. La constelación de Orión y las Pléyades, que ya habían hecho contacto con la Tierra milenios atrás, abogaron a su favor. Sin embargo, los de Sirius A y Sirius B pugnaban con dejar a su suerte, en la más primitiva existencia, rodeaba de palos y piedras otra vez, a una raza cuya muestras de brutalidad, barbarie y odio extremo eran pruebas irrefutables de querer seguir viviendo en un círculo vicioso de apogeo y declive, de cosmos y caos.  Los líderes de la Tierra, no estaban ajenos a estas decisiones. A uno de ellos se le ocurrió la vieja idea del desafío a una competencia. Si  los “pe...

VIEJOS ARCHIVOS

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Avión privado – Luciano Doti, Ada Inés Lerner & Rolando José Di Lorenzo

Avión privado – Luciano Doti, Ada Inés Lerner & Rolando José Di Lorenzo La pista de la estancia era de tierra, no tenía las condiciones ideales, pero los muchachos que trabajaron en ella se habían esmerado; podía decirse que era segura.  El avión era otra historia. Comprado de segunda o tercera mano, poseía en su haber muchas  horas de vuelo, de periplos en los que atravesaba fronteras entre países sudamericanos, con una carga muy particular. El empresario boliviano que se lo vendió le había hecho un buen precio, buscaba sacárselo de encima. A pesar de todo, el piloto confiado en su pericia, obviaba los problemas del avión. El acompañante estaba nervioso, cada vibración de las alas, miraba asustado al piloto y éste le devolvía la mirada con una sonrisa tranquilizadora, hasta se animó a decirle: —Tranquilo, señor. Si la nave tiene alguna falla, lo compensaré largamente con mi pericia, preocúpese solamente por la entrega de la mercadería. Terminaba de decir esto c...

El pescador — Rolando José Di Lorenzo, Ada Inés Lerner & Alejandro Bentivoglio

El pescador — Rolando José Di Lorenzo, Ada Inés Lerner & Alejandro Bentivoglio Pedro, el pescador, regresaba a su casa, no veía el momento de atracar en el viejo muelle, avanzaba lo más rápido posible con su lancha. Estaba preocupado por todo, pero últimamente por él mismo. Se sentía viejo y cansado y eso no era bueno. No podía ya con el trabajo. Esa tarde, había pescado luego de ardua lucha, un extraño pez. Muy grande, con una forma nunca antes vista, pero lo más asombroso eran sus ojos. Tenían aspecto humano y lo miraban apenados porque la muerte comenzaba a nublarlos o eran lágrimas con las que se despedía del mar, de la vida. Esos ojos anegados le reprochaban haber dejado sola a su hembra, ya no volvería a cortejarla entre las olas. Al pescador el agotamiento le negó el sueño reparador. Durante la vigilia Pedro, perturbado, recordó a través de los ojos atormentados del animal.  Y se dijo apenado: —como a mí, hermano, te llevó la vida.  Pero sin embargo debía ...

Amigos— Ana María caillet Bois—Rolando José Di Lorenzo—Vladimir Koutyguin

Amigos— Ana María caillet Bois—Rolando José Di Lorenzo—Vladimir Koutyguin  Desde niños habían sido inseparables: compañeros de escuela, vecinos, siempre juntos. Todas las mañanas se saludaban desde la ventana de sus cocinas mientras tomaban el desayuno. Lucio salía primero, pasaba a buscar a Juan y partían hacia el colegio. Pancho, el perro de este último, siempre los acompañaba. Hasta que un día Juan desapareció, pero no sólo él, también se esfumaron su familia y su casa, y lo único que quedó ahí que los recordara, fue Pancho, el callejero que tanto amaban. Lucio se quedó mudo por el asombro cuando al asomarse por la ventana una mañana encontró un lote lleno de flores en el lugar donde había estado la casa de su amigo. Se acercó a Pancho y lo invitó a su casa, pero el perro no se movió. Camino todo el lugar, lo miró y analizó metro a metro, hablo con vecinos, pero nada se aclaró, igual que cuando desaparecieron, nadie había visto nada y Pancho que lo seguía dentro del terren...

ILUMINADOS—Rolando José Di Lorenzo - MICRORELATOS

ILUMINADOS —Rolando José Di Lorenzo   Dos muchachos caminaban tomados de la mano detrás de una mujer, alejados para no ser advertidos. Veían algo extraordinario. Era una mujer luminosa, andaba sin necesitar luces exteriores en plena noche. Comenzaron a hacer conjeturas y volar con su imaginación; esa persona generaba luz, y quizá otra energía, seguro que no era humana y aunque no estaban seguros de que fuese peligrosa, no se acercaron.  La mujer se dio cuenta de que la seguían, entonces se oscureció desapareciendo ante los ojos atemorizados de los jóvenes enamorados.  Luego de un rato, siguieron con sus secretos arrumacos, antes de despedirse.  Volvieron a la noche siguiente al su lugar de encuentros amorosos. Todo estaba oscuro y en silencio, cuando de pronto se iluminó ante ellos la mujer, pero no estaba sola y se vieron rodeados por otros seres similares. No sabían que hacer, habían descubierto una comunidad de extraterrestres, pero el terror ahora los hac...

El Rayo — Rolando José Di Lorenzo, Luciano Doti & Ada Inés Lerner

El Rayo — Rolando José Di Lorenzo, Luciano Doti & Ada Inés Lerner “El Rayo” estaba cansado, realmente cansado, veinte años de superhéroe eran mucho para él. Se repetía constantemente que Superman o Batman tenían más de cincuenta o sesenta años, pero no le servía. Él había sido además un superhéroe de poca monta, no tenía el brillo, ni el fuego, ni el hielo y mucho menos la velocidad de los otros. Era un justiciero de barrio de una insignificante ciudad, había ayudado a muchos vecinos con serios problemas, pero solo eso. A tal punto llegaba su decepción, que comenzaba a reprocharse el día en que decidió ser “El Rayo”; si hasta le resultaba absurdo autodenominarse así, con ese nombre tan pretencioso. Se miraba al espejo, ataviado con su traje  y una mueca brotaba en su cara. Ella lo entendería. Si estuviera con él, lo abrazaría y... Bueno, si ella aún estuviera ahí, significaría que jamás habría ocurrido el motivo por el cual él se convirtió en “El Rayo”. Si ella aún estu...

El perro de Arnaldo - Rolando José di Lorenzo & Patricio G. Bazán

El perro de Arnaldo - Rolando José di Lorenzo & Patricio G. Bazán El perro miraba todo lo que hacía el viejo Arnaldo, seguía sus pasos como podía, porque los dos eran antiquísimos, nadie imaginaba cual era más viejo. Parecía que el viejo estaba cumpliendo una misión y no de los últimos tiempos, eso le venía de lejos, aunque nadie sabía de dónde ni qué era. Solo el perro parecía saberlo, pero no decía nada, o no le entendían. Josito, un niño que vivía en la casa de al lado, era el único que parecía entender al perro, de tanto jugar con él y por condiciones especiales que el niño tenía. Una tarde, a pedido de su padre, se sentó en la vereda e interrogó al perro: — ¿Qué hacen ustedes dos? El perro lo miró a los ojos antes de contestar. —El viejo purga sus penas, aunque le quedan pocas. Josito entendió —en ese idioma que sólo emplean los puros— que Arnaldo debía enmendarse antes de partir. — ¿Y vos? —Lo cuido, para eso vinimos a este mundo. Vos y yo. Josito asintió. Lo...

Síndrome del Espejo — Ada Inés Lerner, Rolando J.Di Lorenzo, Vladimir Koultyguine

Síndrome del Espejo — Ada Inés Lerner, Rolando J.Di Lorenzo, Vladimir Koultyguine T omás Zamler estaba casado con Raquel Minujin y a pesar de que auténticamente amaba a su esposa, le fue infiel. Esta relación irregular terminó tras una aventura con la hija de uno de sus compañeros de trabajo. Luego con una enfermera según él mismo cuenta la historia a sus amigos. —Amo a mi esposa, no más desvaríos —Sus compañeros no le creen mucho. Y es porque él ha mostrado signos de infidelidad en el pasado —Algunas personas se tragan pastillas, yo soy infiel. Todos tenemos nuestros vicios. —Tomás vuelve a ser infiel a su mujer con una joven enfermera a pesar de que el "círculo vicioso" parecía haber terminado. Un paciente con Síndrome del Espejo o Síndrome de Zelig (lo que ocasiona que adopte las personalidades de personas que se encuentran en la misma habitación), se ve que está atraído a la personalidad dominante de Ambar Volakis, lo que los lleva a tener un diálogo combativ...

El amor de los hermanos – Ada Inés Lerner – Rolando José Di Lorenzo— Marcelo Sosa

Y así fue. En el invierno, aquel animal logró imponer su voluntad sobre los dos hermanos, por eso entre los vientos fríos de la Siberia lejana, el lamento de dos hermanos se escuchaba desde lejos. Igor clamaba por su hermano perdido. Iván estaba al borde de un gran pozo cuyo fondo era imposible de atisbar, como enigmático era el dolor de sus padres. Desde entonces, Iván ha quedado trastornado en este mundo y presentaba ante los padres una imagen que se iba deformando como un lobo, éstos piensan que deberían hablar con las autoridades pero temían por Iván, que aguardaba a Igor en el mismo lugar y acumulaba animales muertos que eran devorados por los lobos mientras él dormía. Una noche se despertó y creyó ver a Igor en uno de las lobas y formaron pareja… Los cazadores reconocieron a Igor, pero era peligroso acercarse mucho, porque además de Iván, eran acompañados por una jauría enorme. Los hermanos lideraban el grupo, se habían integrado y luchado por conseguir el liderazgo. Los padr...

futuro — Rolando José Di Lorenzo, Omar Chapi & Ada Inés Lerner

M, oficial de seguridad de la zona 55 del asteroide, detuvo la moto voladora frente a su vivienda, una esfera metálica que permanecía flotando a unos 20 centímetros del piso. Miró a su alrededor antes de entrar, se veía una fila de esferas brillantes, que le hacía recordar a un largo collar de perlas, que había visto en una antiquísima foto. La puerta se abrió de forma automática, había llegado el momento de descansar un rato. Al poco tiempo y antes de arrojarse en la bolsa de aire que además de contenerlo, lo cobijaba y confortaba, comenzó a sonar la alarma de su comunicador. Un nuevo hecho delictivo y ya eran muchos en los últimos días. No le dejaban descansar. Había graves enfrentamientos entre bandas compitiendo por el tráfico de una nueva droga; ya sumaban más de 10 muertes. Montó en la moto que en total silencio salió disparada hacia el lugar del conflicto. Se adentró en la zona como una sombra, no encendió las balizas ni la sirena para no provocar la huida de los vándalos; si...

Cabalgata – Luciano Doti, Ada Inés Lerner & Rolando José Di Lorenzo

Ese 9 de julio, Luis y sus amigos irían a cabalgar un rato, para hacer una conmemoración bien criolla de la fecha de la independencia. Vivir en la zona aún algo agreste de La Matanza, que surca la autopista Richieri, les permitía tener caballos en el centro tradicional en el cual solían reunirse. Recorrerían un poco la costa del río, del lado de Ezeiza. A poco de salir, los atacó una garúa fría, y el cielo plomizo era anuncio de lluvia inminente. Siguieron a paso lento un par de leguas hasta que los primeros caballos se asustaron e intentaron retroceder. Los de atrás los imitaron y los jinetes no distinguían qué asustó a los animales pero por las dudas uno de ellos sacó un arma de la montura y con señas les pidió silencio a los otros. Luis se le acercó y cabalgó al lado del amigo intentando otear más allá. Entre la maraña, la garúa y el cielo tan gris era difícil distinguir Algo se movió y estuvieron a punto de dispararle, detrás de las ramas asomó la cabeza un viejo, un gaucho de...

Discrepancias de pareja – Eduardo Poggi, Rolando José Di Lorenzo, Ana Caliyuri

Al abrir la puerta, la encontré a ella encuadrada por el marco, su expresión trágica como en un cuadro de Goya. Levantó su brazo derecho, lo bajó rápido y oblicuo hacia mi cara y me cortó la mejilla con el Cold Steel que me había regalado la semana anterior. Inmediatamente comprendí el motivo del obsequio de cumpleaños: en los últimos quince, nunca me había regalado un alfiler. Atiné a palpar mi cara y una profunda grieta derramaba un líquido tibio. Jamás había pensado en agredir a una mujer, pero sentí un fuego creciente que me hizo arder la piel. Y no era la herida que marcaría para siempre mi cara: era furia, un volcán que estallaba. Me acerqué unos pasos, y ella se cubrió la cara para defenderse. Me quedé helado. ¿Pensó que la golpearía? ¿No me conocía lo suficiente? Sólo atiné a mostrarle la mejilla. — ¿Éste es tu regalo? —grité, señalándome el tajo. —Obvio, es el arreglo que hicimos. ¿No recordás nada? ¡Oh Dios, no es posible! — ¿De qué hablás, loca incurable? —Ellas ...

Bajamar — Ada Inés Lerner, Rolando José Di Lorenzo, Luciano Doti.

Había estado nadando en el mar aproximadamente una hora; cuando quise volver a la playa, el frío y el cansancio, aunados a un calambre en el muslo derecho, me hacían pensar que no iba a ser fácil. Luchaba contra la poderosa marea descendente, y aprovechaba alguna ola perdida que me empujaba hacia la arena. Contemplaba la procesión de las luces costeras, pero no podía acercarme más; había dejado de luchar con la corriente y me contentaba con esperar ayuda De pronto sentí un golpe, me paralizó el terror porque sabía que por allí siempre aparecía algún tiburón, nuevamente un objeto duro me pegó en la espalda empujándome hacia afuera, hacia la orilla, giré rápidamente y vi un gran delfín que asomaba su trompa, que parecía reír y jugando me empujaba hacia la costa. Mi alegría me duró unos instantes, porque detrás del festivo animal pude ver la temible aleta. El mar seguía embravecido, la bajamar me arrastraba hacia adentro. El tiburón atacaba. Tenía la opción de ocultarme tras el delfí...

Serie MAGRITTE y yo

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