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Mostrando las entradas de 2017

MARINERO Y PESCADOR— Rolando José Di Lorenzo

MARINERO Y PESCADOR — Rolando José Di Lorenzo Un hombre pegado al pasado, así era Remigio, hasta su nombre era antiguo y fuera de uso, sus padres lo habían signado desde el inicio. El, lo llevaba como una carga y que solo por el inmenso amor que había tenido por ellos, lo perdonaba.  El tiempo igual había pasado y el ya no era un chico, era un hombre grande, que estaba solo y soñaba con un pasado que había sido mejor.  Pero sabía que solo era un juego, una tramoya que le hacía el tiempo; le proponía creer que todo lo vivido en la juventud había sido maravilloso, inigualable, indescriptible. De tanto jugar  ese juego un día terminó por aceptarlo, por tomarlo por cierto y creer en aquellas lejanas aventuras, que solo había sido esbozos de éxitos envidiables, o simplemente engaños, como los  oasis del desierto.  Perdía el tiempo que ya no tenia, recordando y confundiendo hechos  y fantasías, o personas y fantasmas. En el momento de vivir, había dejado pas...

EL ANCIANO SABIO —Rolando José Di Lorenzo

EL ANCIANO SABIO —Rolando José Di Lorenzo      El eterno anciano sabio, vivía como un verdadero ermitaño. En la cumbre de una pequeña montaña, muy difícil de trepar, donde ocupaba una cueva natural. Nadie sabía a ciencia cierta cómo ese viejo estaba allí, ni desde cuándo; pero estaba y eso era un hecho. Cuando la gente se fue enterando de su sabiduría y sobre todo de sus consejos, muchos decidieron ir a conocerlo y pedirle ayuda.      Así fue como una mañana muy temprano, antes del amanecer y casi a escondidas,  recibió a “Don Juan” ya muy mayor, apremiado por su falta de interés en el sexo, al cual confortó explicándole como buscar otros caminos para encontrarse con la felicidad. En otro momento atendió a “Caperucita Roja” algo crecida, que seguía confiando en los extraños y estaba cansada de que todos los lobos siguieran haciéndole propuestas raras. La dejó conforme el anciano, cuando con total sutiliza le enseñó cual era el verdader...

Avión privado – Luciano Doti, Ada Inés Lerner & Rolando José Di Lorenzo

Avión privado – Luciano Doti, Ada Inés Lerner & Rolando José Di Lorenzo La pista de la estancia era de tierra, no tenía las condiciones ideales, pero los muchachos que trabajaron en ella se habían esmerado; podía decirse que era segura.  El avión era otra historia. Comprado de segunda o tercera mano, poseía en su haber muchas  horas de vuelo, de periplos en los que atravesaba fronteras entre países sudamericanos, con una carga muy particular. El empresario boliviano que se lo vendió le había hecho un buen precio, buscaba sacárselo de encima. A pesar de todo, el piloto confiado en su pericia, obviaba los problemas del avión. El acompañante estaba nervioso, cada vibración de las alas, miraba asustado al piloto y éste le devolvía la mirada con una sonrisa tranquilizadora, hasta se animó a decirle: —Tranquilo, señor. Si la nave tiene alguna falla, lo compensaré largamente con mi pericia, preocúpese solamente por la entrega de la mercadería. Terminaba de decir esto c...

Bajamar — Ada Inés Lerner, Rolando José Di Lorenzo, Luciano Doti

Bajamar — Ada Inés Lerner, Rolando José Di Lorenzo, Luciano Doti. Había estado nadando en el mar aproximadamente una hora; cuando quise volver a la playa, el frío y el cansancio, aunados a un calambre en el muslo derecho, me hacían pensar que no iba a ser fácil. Luchaba contra la poderosa marea descendente, y aprovechaba alguna ola perdida que me empujaba hacia la arena. Contemplaba la procesión de las luces costeras, pero no podía acercarme más; había dejado de luchar con la corriente y me contentaba con esperar ayuda De pronto sentí un golpe, me paralizó el terror porque sabía que por allí siempre aparecía algún tiburón, nuevamente un objeto duro me pegó en la espalda empujándome hacia afuera, hacia la orilla, giré rápidamente y vi un gran delfín que asomaba su trompa, que parecía reír y jugando me empujaba hacia la costa. Mi alegría me duró unos instantes, porque detrás del festivo animal pude ver la temible aleta. El mar seguía embravecido, la bajamar me arrastraba hacia ad...

Voces lejanas – Sergio Gaut vel Hartman & Rolando José Di Lorenzo -

Voces lejanas – Sergio Gaut vel Hartman & Rolando José Di Lorenzo El sol brillaba débil y soplaba un viento frío. Bajo esa luz mortecina, Asdrúbal caminó unos tres kilómetros hacia el oeste sin dejar nunca de oír aquel sonido áspero, incesante, una enorme y remota voz que murmuraba y adormecía, mientras que bajo sus pies, la arena se extendía constante, pareja, inmortal. En algún momento se lanzó a correr por el puro gusto de hacerlo, pero el ruido no cesó ni se modificó en lo más mínimo. Al cabo de una hora de marcha se detuvo ante un arco absurdo que interrumpía el paisaje. Tal vez sea el origen del sonido, reflexionó el exobiólogo; quizá haya una reproductor junto a la base del arco Vio un hueco y desde allí salía el sonido extraño. Buscos por los alrededores y por fin encontró un hueco en la arena, parecía una entrada; muy reducida, pero se animaba a entrar, algo lo llamaba a descubrir ese llamado lastimero. Se metió como pudo y a poco de entrar vio un viejo enorme y gor...

— Zoofilia — Ada Inés Lerner, Luciano Doti, Rolando J.Di Lorenzo

— Zoofilia — Ada Inés Lerner, Luciano Doti, Rolando J.Di Lorenzo —Vladimir tiene relaciones sentimentales con nuestras vecinas. Además organiza fiestas hasta horarios intempestivos —se quejaron varios colindantes. Un quisquilloso denunció a Vladimir de haber organizado una orgía y ocultado el crimen de Anastasia, una oveja negra, en el fondo del terreno lindante, mientras él y su familia estaban de vacaciones. La policía investigó, punteó la zona denunciada. Vladimir dijo en su descargo que la relación sentimental había terminado hacía tiempo, pero ella se negó a abandonar la casa que fuera cobijo de aquel hermoso amor. El hombre siguió explicando que, luego del terrible desencuentro, pasaron unos días sin hablarse; porque aseguró que lo hacían. —¡Aunque parezca mentira ! —dijo con dramatismo—, con las miradas nos comunicábamos, porque el amor todo lo puede. Pero luego de eso, Anastasia, que decía no amarme más, no se iba, me decía que quería volver a la normalidad y encontr...

El contrabando— Luciano Doti, Rolando J. Di Lorenzo, Ada Inés Lerner

El contrabando— Luciano Doti, Rolando J. Di Lorenzo, Ada Inés Lerner Anclaron en la bahía para dejar mercadería en tubos de vidrio opaco que había comprado un importador. La carga iba en un gran refrigerador que tenía el barco de bandera sují, capitán ruso y navegantes de diversas procedencias. Los tripulantes no supieron hasta el momento de descargar de qué se trataba, pero esa ignorancia no los salvaba de ser cómplices según la policía local. Al saberlo algunos se refugiaron en la selva. El capitán no aceptó responsabilidad alguna y el seguro negó. No era ése el mejor país para quebrantar la ley de contrabando. El gobierno, a cargo de un autócrata, trataba esos asuntos con mano de hierro. Inmediatamente se ordenó que un grupo de tareas de la policía saliera en busca de los fugitivos. La selva se convirtió en el teatro de operaciones de una persecución de características cinematográficas.  Mientras, en el puerto, tanto la nave como la controvertida carga eran custodiadas po...

Avistaje – Luciano Doti, Ada Inés Lerner & Rolando José Di Lorenzo

Avistaje – Luciano Doti, Ada Inés Lerner & Rolando José Di Lorenzo —Mirá allá, en el cielo. ¿Eso es un avión?  Él miró hacia donde el dedo de ella le indicaba, y dubitativo respondió: —Debe ser… ¿Qué otra cosa si no? —Y hay tanta gente que habla de que ve ovnis… Yo siempre miró al cielo para ver si anda alguno. —dijo ella. Él siguió mirando ese objeto que titilaba en el firmamento, rodeado de estrellas; la verdad es que parecía suspendido en el aire, o volaba tan alto que su movimiento era imperceptible. No, no era un avión, sin alas, sin alerón. —Entremos, refrescó —dijo él. Para no alarmarla. No mencionó que el objeto estaba bajando muy rápido y en línea recta. Ella prendió el televisor y se fue a la cocina, Noticia Urgente: en el Observatorio han avistado un ovni que se dirige hacia… Él cambió de canal y puso una película. — ¿Hoy no querés ver el noticiero? —se asombró ella —No están hablando de los partidos de ayer. El objeto seguía bajando,  pero lo...

¿Redención? - Marcelo Sosa y Rolando José Di Lorenzo.

¿Redención? - Marcelo Sosa y Rolando José Di Lorenzo. Luego de la cuarta guerra global la sociedad terráquea fue casi exterminada. Si no hubiera sido por ellos, que luego de muchas discusiones y encendidos debates, decidieron darle al hombre una última oportunidad para redimirse a sí mismo, superar su inmanencia y alcanzar la trascendencia de los entes supremos. La votación había sido reñida. La constelación de Orión y las Pléyades, que ya habían hecho contacto con la Tierra milenios atrás, abogaron a su favor. Sin embargo, los de Sirius A y Sirius B pugnaban con dejar a su suerte, en la más primitiva existencia, rodeaba de palos y piedras otra vez, a una raza cuya muestras de brutalidad, barbarie y odio extremo eran pruebas irrefutables de querer seguir viviendo en un círculo vicioso de apogeo y declive, de cosmos y caos.  Los líderes de la Tierra, no estaban ajenos a estas decisiones. A uno de ellos se le ocurrió la vieja idea del desafío a una competencia. Si  los “p...

LAS LISTAS—Rolando José Di Lorenzo—Abelardo Cid Topete—Diego Martínez

LAS LISTAS—Rolando José Di Lorenzo—Abelardo Cid Topete—Diego Martínez  Mientras Marisa confeccionaba una lista para el supermercado, su marido secretamente, estaba haciendo otra, pero con nombres, nombres de personas que debían morir. Ella, indudablemente no sabía con quién estaba casada, le molestaba el misterio que lo rodeaba y no olvidaba cuando él le dijo con frialdad, que había cosas que era mejor que ignorara; pero estaba locamente enamorada.  Hubiera querido él no anotar a nadie en sus listas, quisiera no ser el vocero de esas muertes pero esas listas ya existían desde antes que él las tomara y él solo actualizaba los datos, no era el ejecutor, jugaba el papel de Dios y ni Dios sabía de esto, no cargaba con arrepentimientos ni con culpas, era su rol y lo cumplía y bien sabía que esas muertes eran inevitables y en muchas ocasiones necesarias. No le comunicaba nada a Marisa, no quería distraer ese amor tan grande que se tenían. Hubo en el pasado otras listas, qu...

Cabalgata – Luciano Doti, Ada Inés Lerner & Rolando José Di Lorenzo

Cabalgata – Luciano Doti, Ada Inés Lerner & Rolando José Di Lorenzo Ese 9 de julio, Luis y sus amigos irían a cabalgar un rato, para hacer una conmemoración bien criolla de la fecha de la independencia. Vivir en la zona aún algo agreste de La Matanza, que surca la autopista Richieri, les permitía tener caballos en el centro tradicional en el cual solían reunirse. Recorrerían un poco la costa del río, del lado de Ezeiza. A poco de salir, los atacó una garúa fría, y el cielo plomizo era anuncio de lluvia inminente. Siguieron a paso lento un par de leguas hasta que los primeros caballos se asustaron e intentaron retroceder. Los de atrás los imitaron y los jinetes no distinguían qué asustó a los animales pero por las dudas uno de ellos sacó un arma de la montura y con señas les pidió silencio a los otros. Luis se le acercó y cabalgó al lado del amigo intentando otear más allá. Entre la maraña, la garúa y el cielo tan gris era difícil distinguir Algo se movió y estuvieron a pun...

LADY GODIVA—Ana Inés Lerner. Rolando José Di Lorenzo, Vladimir Koultyguine

LADY GODIVA—Ana Inés Lerner. Rolando José Di Lorenzo, Vladimir Koultyguine Mario Ruiz tenía algunos defectos que su esposa Raquel toleraba por amor y porque ella comprendía que nadie es perfecto pero la avaricia y soberbia de Ruiz hería la de sus amigos y vecinos. Raquel insistía en señalarle esto, hasta que él se enojó y la conminó a que trabajara limpiando, aunque le pagaran migajas. Ruiz no iba a proveer más nada a su esposa ya que ella era tan generosa con los demás.    —Veamos Lady Godiva —le espetó con dureza. Ella no respondió, se acordó de la vieja leyenda y con una acida sonrisa se metió en el dormitorio, preparó un pequeño bolso con mínima ropa y delante de él, se fue de la casa. Mario lo tomó como un berrinche y poco le importó esa actitud—Ya volverá cuando tenga hambre y frio—pensó, haciendo un gento de desdén.  Pero Raquel no volvió esa noche y tampoco al día siguiente—Esto es mucho—se dijo y salió enfurecido. Al cabo de un año, se preocupó d...

Zoofilia — Ada Inés Lerner, Luciano Doti, Rolando J.Di Lorenzo

Zoofilia — Ada Inés Lerner, Luciano Doti, Rolando J.Di Lorenzo —Vladimir tiene relaciones sentimentales con nuestras vecinas. Además organiza fiestas hasta horarios intempestivos —se quejaron varios colindantes. Un quisquilloso denunció a Vladimir de haber organizado una orgía y ocultado el crimen de Anastasia, una oveja negra, en el fondo del terreno lindante, mientras él y su familia estaban de vacaciones. La policía investigó, punteó la zona denunciada. Vladimir dijo en su descargo que la relación sentimental había terminado hacía tiempo, pero ella se negó a abandonar la casa que fuera cobijo de aquel hermoso amor. El hombre siguió explicando que, luego del terrible desencuentro, pasaron unos días sin hablarse; porque aseguró que lo hacían. —¡Aunque parezca mentira ! —dijo con dramatismo—, con las miradas nos comunicábamos, porque el amor todo lo puede. Pero luego de eso, Anastasia, que decía no amarme más, no se iba, me decía que quería volver a la normalidad y encontrar...

Regreso a la rutina –Sergio Gaut vel Hartman & Rolando José Di Lorenzo & Ana Caliyuri

Regreso a la rutina –Sergio Gaut vel Hartman & Rolando José Di Lorenzo & Ana Caliyuri Verónica se preparó un plato de atún con huevos y aceitunas para cenar. Tenía pan casero que le había obsequiado la vecina y queso en la heladera. Mientras permanecía sentada en la cocina recordó los avatares de los últimos días; la llegada de los seres del espacio, la conmoción mundial, y cómo luego todo había ido perdiendo consistencia, un suceso más entre tantos. Apiló los platos sin dejar de pensar en esos seres, aunque la gente ya lo hubiera hecho; deseaba conocerlos. Sería apasionante entrar en contacto con ellos pero, ¿cómo hacer para encontrarlos? Sabía que los aliens estaban en reunión permanente con los líderes del mundo, decidiendo el destino de la galaxia, aunque Verónica imaginó que quizás hubiera otros que no se dieron a conocer. Sabía que una de las naves había descendido cerca de su casa, en el bosque. Se vistió con las mejores galas; en todos los encuentros hay que esmerar...

El monstruo— Ana María Caillet Bois y Rolando José Di Lorenzo

El monstruo — Ana María Caillet Bois y  Rolando José Di Lorenzo Violeta tenía cinco años cuando apareció el monstruo, era una noche de verano  y se introdujo por la ventana. La mamá le había asegurado a Violeta que los monstruos no existían, que seguramente había sufrido una pesadilla. Pero esa noche  su mamá también lo vio y ya no pudo decirle que todo era un sueño. Tenía olor a sangre y su sonido era de terror. Bajaron las dos de la cama y se acercaron a la escalera. Desde allí miraron los destrozos en el comedor, los floreros hechos añicos, la mesa dada vuelta en el suelo. Nada volvió a ser como antes en la mansión  después que él apareció, todo estaba impregnado de su olor a sangre. Al tiempo la niña se dio cuenta de que solo ella podía con él, cuando su madre sentía el olor o notaba alguna huella, se ponía como loca, gritaba y corría hasta que el olor desaparecía y era Violeta la que lo aspiraba hasta que no quedaba nada. Esto le fue confirmando que el ...

Cliente excéntrico - Luciano Doti & Rolando José di Lorenzo

Cliente excéntrico - Luciano Doti  & Rolando José di Lorenzo Desde que había comenzado a trabajar en ese delivery de pizzas y empanadas, una sola cosa le molestaba: ir a entregar pedidos a cierto cliente que vivía en una casona vieja bastante alejada de la zona comercial. Ya faltando pocas cuadras para llegar allí, una sensación de desprotección le inundaba todo el cuerpo, se le helaba la sangre y un ligero temblor se manifestaba en sus manos, que se aferraban al manubrio del ciclomotor como un náufrago a un tronco boyando en el agua. Por alguna razón, que su intuición le indicaba que sería mejor no averiguar nunca, ese cliente ordenaba sus pedidos para unos minutos antes de la medianoche.  Llamó a la puerta —Adelante joven—La voz del dueño de casa resonó en el enorme ambiente—enseguida bajo, póngase cómodo. Estoy solo esta noche, no me quedan ya comensales ¿no querría Ud. acompañarme en la cena?—la voz ahora sonaba con un eco rebotando en todas las paredes entel...

El hormiguero — Ada Inés Lerner, Rolando José Di Lorenzo Adelaida Pichardo Querales

El hormiguero — Ada Inés Lerner, Rolando José Di Lorenzo Adelaida Pichardo Querales Las hormigas marchaban como de costumbre, nada las detenía ni les torcía el camino. El jardinero luchaba día tras día contra ellas, parecía que ningún producto las eliminaba. Solo le quedaba su último intento, su enorme secreto, su descubrimiento de empequeñecerse le daría la posibilidad de meterse en los vericuetos del hormiguero y destruirlas desde adentro. El hombre, esa noche tomó su pócima disminuyendo su talla hasta reducir su tamaño. Caminó entonces lentamente hacia la boca del hormiguero. Vestido de negro, al principio no se fijaron en él porque los machos no llevan antenas en codos. Aunque sus ojos pueden detectar movimientos, las hormigas son de visión muy corta, de modo que nuestro impostor pudo pasar desapercibido, observar su organización social, la capacidad de modificar hábitats, su aprovechamiento de los recursos. Lo peor llegó cuando lo descubrieron defendiéndose con sus fuertes m...

El Maestro Rolando José Di Lorenzo & Ana Caliyuri & Eduardo Poggi

El Maestro  Rolando José Di Lorenzo & Ana Caliyuri & Eduardo Poggi ― ¿Estás seguro de que era un fantasma? —preguntó el anciano monje de larga barba blanca. —Si maestro, lo vi bien y sentí el frio que emitía —respondió el joven asustado. — ¿Era de esos que arrastran cadenas al caminar, o de los que levitan y agitan su vestimenta? —Levitaba maestro, pero además estoy seguro de que era una mujer…y hay algo más… —Decime todo lo que tengas que decir de una vez. —Impaciente el monje. — ¡Gritaba su nombre maestro… Aquiles, decía… Aquiles! —No me gustaría equivocarme, pero si dices que me llamaba, no era un fantasma: era una sirena. —Maestro, la levitación es cosa de fantasmas, no de sirenas. —Te equivocas muchacho. Crees que levitaba, en realidad divagaba por ondas celestiales en la absoluta creencia de que eran ondas marítimas. —Pero, ¿por qué habría de buscarlo, maestro? —Es una larga historia: hace más de dos mil años, hallábase mi corazón desahuciado. Ítaca, l...

Voces lejanas – Sergio Gaut vel Hartman & Rolando José Di Lorenzo

Voces lejanas – Sergio Gaut vel Hartman & Rolando José Di Lorenzo El sol brillaba débil y soplaba un viento frío. Bajo esa luz mortecina, Asdrúbal caminó unos tres kilómetros hacia el oeste sin dejar nunca de oír aquel sonido áspero, incesante, una enorme y remota voz que murmuraba y adormecía, mientras que bajo sus pies, la arena se extendía constante, pareja, inmortal. En algún momento se lanzó a correr por el puro gusto de hacerlo, pero el ruido no cesó ni se modificó en lo más mínimo. Al cabo de una hora de marcha se detuvo ante un arco absurdo que interrumpía el paisaje. Tal vez sea el origen del sonido, reflexionó el exobiólogo; quizá haya una reproductor junto a la base del arco Vio un hueco y desde allí salía el sonido extraño. Buscos por los alrededores y por fin encontró un hueco en la arena, parecía una entrada; muy reducida, pero se animaba a entrar, algo lo llamaba a descubrir ese llamado lastimero. Se metió como pudo y a poco de entrar vio un viejo enorme y gor...

CAOS- Ana María Caillet Bois- Rolando Jose Di Lorenzo-Vladimir Koutyguine

CAOS- Ana María Caillet Bois- Rolando Jose Di Lorenzo-Vladimir Koutyguine Dueño del mejor restaurante de la costa,  el chef se afana en la cocina para preparar la mejor langosta de su vida. A la heladera Doña Pancha,  rechoncha, le salen las salchichas por la puerta, se escapan hacia la panera que está sobre la mesa y se colocan solas dentro del pan. La cocina china, empotrada en la pared, muy moderna, pero muy aburrida, baja despacito y sale caminando rumbo al cine  a ver una película de amor. Las cebollas y los ajos, dándose cuenta de que los  pelarán y cortarán para confortar a la langosta en su destino de sartén, corren hacia el jardín, esquivando  la gente que está llegando.  Ni lerdo ni perezoso, corre a esconderse el morrón rojo y la pobre langosta; con sus pinzas atadas no puede moverse y mira todo ese caos angustiada, pensando que el pobre chef no podrá lucirse con su receta, sin saber que será ella la reina de ese plato. El calor le mare...

FELIZ DÍA DE LA PATRIA

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MI PRÓXIMO LIBRO - "LA VEREDA DE LOS CUENTOS"

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El ladrón del páramo Rojo—Sergio Gaut vel Hartman y Rolando José Di Lorenzo

El ladrón del páramo Rojo—Sergio Gaut vel Hartman y Rolando José Di Lorenzo Mientras Rogelius estaba aparentemente dormido, un automóvil negro, conducido con suma torpeza, realizó una serie de pasadas frente a la casa. Pero aunque el astronauta se mantuvo media hora echado de espaldas, con los ojos cerrados, sin moverse y respirando de un modo casi imperceptible, sabía que los marcianos lo vigilaban. Ignoraba cómo lo habían descubierto, pero era evidente que conocían sus fechorías, cometidas en el último viaje. El robo del rubí Sirte, como lo bautizara el joyero Abi Waissman, y el asalto al banco Central de Marte, ya no eran secretos para la policía marciana. Rogelius había imaginado que los marcianos, que carecían del sentido de la vista, hubieran desarrollado un sistema de sonar. Era muy difícil escapar, tenía que esconderse hasta que saliera la nave hacia  Axumm; en otra galaxia, porque allí no había extradición. Se fue arrastrando hasta la nave y a espaldas del guardia s...

Avión privado – Luciano Doti, Ada Inés Lerner & Rolando José Di Lorenzo

Avión privado – Luciano Doti, Ada Inés Lerner & Rolando José Di Lorenzo La pista de la estancia era de tierra, no tenía las condiciones ideales, pero los muchachos que trabajaron en ella se habían esmerado; podía decirse que era segura.  El avión era otra historia. Comprado de segunda o tercera mano, poseía en su haber muchas  horas de vuelo, de periplos en los que atravesaba fronteras entre países sudamericanos, con una carga muy particular. El empresario boliviano que se lo vendió le había hecho un buen precio, buscaba sacárselo de encima. A pesar de todo, el piloto confiado en su pericia, obviaba los problemas del avión. El acompañante estaba nervioso, cada vibración de las alas, miraba asustado al piloto y éste le devolvía la mirada con una sonrisa tranquilizadora, hasta se animó a decirle: —Tranquilo, señor. Si la nave tiene alguna falla, lo compensaré largamente con mi pericia, preocúpese solamente por la entrega de la mercadería. Terminaba de decir esto c...

El hormiguero — Ada Inés Lerner, Rolando José Di Lorenzo Adelaida Pichardo Querales

El hormiguero — Ada Inés Lerner, Rolando José Di Lorenzo Adelaida Pichardo Querales Las hormigas marchaban como de costumbre, nada las detenía ni les torcía el camino. El jardinero luchaba día tras día contra ellas, parecía que ningún producto las eliminaba. Solo le quedaba su último intento, su enorme secreto, su descubrimiento de empequeñecerse le daría la posibilidad de meterse en los vericuetos del hormiguero y destruirlas desde adentro. El hombre, esa noche tomó su pócima disminuyendo su talla hasta reducir su tamaño. Caminó entonces lentamente hacia la boca del hormiguero. Vestido de negro, al principio no se fijaron en él porque los machos no llevan antenas en codos. Aunque sus ojos pueden detectar movimientos, las hormigas son de visión muy corta, de modo que nuestro impostor pudo pasar desapercibido, observar su organización social, la capacidad de modificar hábitats, su aprovechamiento de los recursos. Lo peor llegó cuando lo descubrieron defendiéndose con sus fuertes m...

Buscado – Rolando José Di Lorenzo, Ada Inés Lerner & Carlos Enrique Saldivar

Buscado – Rolando José Di Lorenzo, Ada Inés Lerner & Carlos Enrique Saldivar  El hombre amaneció tenso, sabiendo que el pasado lo esperaba detrás de la puerta, lo espiaba por las rendijas de la persiana. Ella era el pasado, ella y él, el traidor, su viejo amigo. Había actuado despiadadamente, se había vengado, y ahora esperaba las consecuencias. Pero había decidido no hacerla fácil para ninguno, lucharía hasta el final. Los monstruosos vigilantes y centinelas de la noche lo buscaban, olfateando el aire, moviendo sus ojos de fuego. Seres malvados, que hacían su aparición como espíritus malignos que pasean libremente por el mundo. La luz que veía en la pared más lejana, atormentándolo, le hacía pensar que eran las almas en pena de sus crímenes, que no lograban llegar al más allá; eso lo hacía sudar, empalidecer. Una vez escuchó pasos en la habitación, no había un farol, nada tenía para alumbrar, él estaba tapado con las sabanas, la casa quedaba oscura y alguien lo miraba mu...

Doble vida—Ada Inés Lerner—Ana María Caillet Bois—Rolando José Di Lorenzo

Doble vida—Ada Inés Lerner—Ana María Caillet Bois—Rolando José Di Lorenzo José Luis no me miraba a los ojos y en los momentos del amor sus ojos parecían mirar lejos, no a mí. Yo sentía la soledad en esa mirada detrás de la que no había nadie. Vivir así me apabullaba, a veces era como si estuviera sola y no podía hablar porque él no estaba ahí. José Luis me hacía sentir el esfuerzo de andar persiguiendo palabras: él era como una estatua que se hubiera puesto a manotear palomas inalcanzables. Yo me sentía lejana y fui a buscar caminos alternativos. Una mañana encontré a José Luis. Escuché con atención y sorpresa su homilía. Yo no sabía que era sacerdote. Fui ese día y muchos más. Una vez me pidió que lo ayudara a darle el desayuno a unos chicos de varias familias muy pobres. Él, luego, los acompañaba hasta la escuela. Les hablaba de la importancia de estudiar y los alentaba. Los entregaba a la señorita Nélida, saludaba a todos y se iba muy contento consigo mismo y por haber cumplido...

El amor de los hermanos – Ada Inés Lerner – Rolando José Di Lorenzo— Marcelo Sosa

El amor de los hermanos – Ada Inés Lerner – Rolando José Di Lorenzo— Marcelo Sosa Y así fue. En el invierno, aquel animal logró imponer su voluntad sobre los dos hermanos, por eso entre los vientos fríos de la Siberia lejana, el lamento de dos hermanos se escuchaba desde lejos. Igor clamaba por su hermano perdido. Iván estaba al borde de un gran pozo cuyo fondo era imposible de atisbar, como enigmático era el dolor de sus padres. Desde entonces, Iván ha quedado trastornado en este mundo y presentaba ante los padres una imagen que se iba deformando como un lobo, éstos piensan que deberían hablar con las autoridades pero temían por Iván, que aguardaba a Igor en el mismo lugar y acumulaba animales muertos que eran devorados por los lobos mientras él dormía. Una noche se despertó y creyó ver a Igor en uno de las lobas y formaron pareja… Los cazadores reconocieron a Igor, pero era peligroso acercarse mucho, porque además de Iván, eran acompañados por una jauría enorme. Los hermanos li...

El romance secreto de Frankenstein — Ada Inés Lerner, Omar Chapi, Rolando José Di Lorenzo

El romance secreto de Frankenstein — Ada Inés Lerner,  Omar Chapi,  Rolando José Di Lorenzo  Entró en el laboratorio y lo primero que descubrieron sus ojos fue su mirada. No tenía la menor idea de cuánto tiempo había pasado fuera, pero ahora que regresaba, ella estaba ahí esperándolo sin una pisca de reproche, sin un reclamo, por el contrario, se sentía feliz de volver a verlo. —Te he extrañado tanto— dijo ella con voz dulce. —He tenido cosas que hacer —respondió él con un ligero sentimiento de culpa. Ella, se acercó y le tapó los labios con un beso. Su aliento aún olía a formol, aunque las demás funciones del cuerpo, parecían normales. —No importa —le susurró al oído —ya estás aquí y no vamos a perder el tiempo con reclamos. Era una mujer casi perfecta. Perfeccionada por él en su laboratorio secreto de la vieja casona, sabía complacerlo sin reproche; sin embargo, su obra maestra tenía un defecto. Pensaba demasiado, razonaba con total facilidad y rapidez, como si en ...

El sendero— Rolando José Di Lorenzo—Cristian Cano

El sendero— Rolando José Di Lorenzo—Cristian Cano  Las aves se callaron y detuvieron su vuelo, las mariposas se alejaron de las flores y los perros comenzaron a llorar. El viejo detuvo su andar, algo estaba mal, lo notaba en el aire, ya era como los animales de su quinta, si no veía presentía y esto no era nada bueno. El gato bajó de un salto del árbol y me metió bajo los leños. La tarde silenciosa y quieta se estaba terminando, parecía que el mundo se hubiera detenido, aunque la oscuridad seguía avanzando. El viejo tomo asiento en su reposera y comenzó a balancearse lentamente. Como no sabía lo que estaba pasando decidió esperar, solo que a su edad eso no era desesperante, esperar era parte de su vida y tampoco le daba miedo la situación. La noche terminó ganando el espacio como todos los días, pero esta vez algo era distinto. Entonces, lo vio: en la noche se abrió un camino levemente iluminado, y desde el fondo de ese paisaje venia un perfume suave y fresco traído por una b...

Síndrome del Espejo — Ada Inés Lerner, Rolando J.Di Lorenzo, Vladimir Koultyguine

Síndrome del Espejo — Ada Inés Lerner, Rolando J.Di Lorenzo, Vladimir Koultyguine Tomás Zamler estaba casado con Raquel Minujin y a pesar de que auténticamente amaba a su esposa, le fue infiel. Esta relación irregular terminó tras una aventura con la hija de uno de sus compañeros de trabajo. Luego con una enfermera según él mismo cuenta la historia a sus amigos. —Amo a mi esposa, no más desvaríos —Sus compañeros no le creen mucho. Y es porque él ha mostrado signos de infidelidad en el pasado —Algunas personas se tragan pastillas, yo soy infiel. Todos tenemos nuestros vicios. —Tomás vuelve a ser infiel a su mujer con una joven enfermera a pesar de que el "círculo vicioso" parecía haber terminado. Un paciente con Síndrome del Espejo o Síndrome de Zelig (lo que ocasiona que adopte las personalidades de personas que se encuentran en la misma habitación), se ve que está atraído a la personalidad dominante de Ambar Volakis, lo que los lleva a tener un diálogo combativo...

UN MINUTO ANTES – Vladimir Koultyguine, Rolando José Di Lorenzo- Ana María Caillet Bois

UN MINUTO ANTES – Vladimir Koultyguine, Rolando José Di Lorenzo- Ana María Caillet Bois Todo estaba preparado. El traje ligero para la superficie, cuya parte esencial era el respirador, y no sistema de presión artificial,  los instrumentos, la cámara, el rover. Faltaba abrir la puerta. Dentro de menos de un minuto, la humanidad pisará por  primera vez el suelo de un planeta fuera del Sistema Solar. Pero algo detenía a la figura en el traje espacial, con el casco oblicuo, en la puerta. La arena bajo la nave era como de una playa. Y pisando esa suave arena, se acercaba a la nave una impresionante morocha, que no debería medir menos de 2 metros y estaba acompañada por otras mujeres similares, al fondo se veía un mar de color turquesa, casi sin olas, que se extendía hasta perderse de vista. El astronauta se preguntó horrorizado, si lo que veía era la realidad, o estaba afectado por alguna exótica enfermedad del espacio. La chica no dejó de caminar, llegó casi hasta la pu...

Una cucaracha singular - Claudia Lonfat & Rolando José Di Lorenzo —

Una cucaracha singular - Claudia Lonfat  & Rolando José Di Lorenzo —Les digo que es un insecto inteligente —vociferaba Demetrio ante la mirada incrédula de Catulo y Rodrigo, mientras que la cucaracha se plantaba frente a Catulo y movía sus antenitas. Rodrigo levantó el puño con la intención de aplastarla, pero Demetrio se lo detuvo y lo torció violentamente provocándole un grito. — ¡Estás loco! —Exclamó indignado —no te digo que es inteligente. Ahora Catulo y Rodrigo se reían a carcajadas. —Se los voy a demostrar —dijo Demetrio metiendo al insecto en una caja de fósforos —Hagan una pregunta relacionada con nosotros, de manera que la respuesta tenga que ver con alguno, y van a ver como ella se queda frente al indicado. —Empiezo yo —dijo Rodrigo. — ¿Quién es el mejor jugador de dados? Demetrio abrió la caja y la cucaracha fue directa a Catulo. —Suerte de principiante —dijo Catulo —Hagan otra pregunta—insistió Demetrio — ¿Quién es el mejor escritor?—le pre...

RECUERDOS PERDIDOS----Rolando José Di Lorenzo

RECUERDOS PERDIDOS Rolando José Di Lorenzo Salió esa tarde a caminar como de costumbre, Pedro, no tenía ya otra cosa que hacer, solo le quedaba recordar, el tiempo pasaba y cada día se sentía más cansado; ese cansancio no era solo físico era también mental. No recordaba si el destino o la vida le habían jugado en contra, hasta eso se le había perdido. Andaba lentamente por las calles de la ciudad que lo había visto nacer, hacia mucho, mucho tiempo. Quizá hubo en su vida alguna época luminosa, o por lo menos mejor que la última. Y Esa tarde trataba de recordar precisamente esos momentos. Necochea era distinta en aquellos días, todo era más tranquilo y silencioso. Las veredas y las casas eran agradables, los árboles eran jóvenes y se escuchaban los pájaros. Los chicos jugaban en las calles, llenándolas de pelotas y bicicletas. La gente vivía segura en sus casas. Él mismo era distinto entonces, tenía expectativas, pero a medida que pasó el tiempo todo fue cayendo a su alrededor y...

TE LO DIGO DE CORAZÓN — Rolando José Di Lorenzo

TE LO DIGO DE CORAZÓN   — Rolando José Di Lorenzo    Como todos los días, Jorge abrió la puerta y entró. No era bueno, él lo sabía, pero era su responsabilidad y aunque no se sentía bien, igual lo haría: enfrentar el problema repetido de todos los días.   Abría esa puerta y todo cambiaba, pero no lo podía evitar. Tenía que hacerlo, tenía que ir allí siempre.    Aunque también alguna vez, le había sucedido, que entrando por otra puerta, igual lo había encontrado.   Una vez adentro, levantó la mirada con valor y luego de mirarlo unos segundos, le dijo con la voz quebrada:   - Te lo digo de corazón,  no tenes una idea de lo que has cambiado-   - ¿Yo cambiado? Vos sos el que es totalmente distinto, te lo aseguro -  Le contestó el otro.   - Que equivocado estás, no solo eso, sino que me porfias sobre algo que es indiscutible, con solo mirarte, vos también lo notarías-.   - Que locura tenés ...

TARDE - Rolando José Di Lorenzo

Tarde tarde se hizo, muere la noche no puedo desprenderme de tu piel No puedo dejar de rozar mis labios En este paisaje conocido y amado Que siempre siento virgen. Es tarde, el tiempo lo hace. Y no puedo dejar de mirarte Mis ojos que te ven siempre Siguen sin creer lo que ven Mis manos que viven en tu piel La recorren descubriéndola. Ya aclaró, el día está aquí el sol se mete por la ventana Y yo, sigo vivo en vos

LADY GODIVA—Ana Inés Lerner. Rolando José Di Lorenzo, Vladimir Koultyguine Mario Ruiz

LADY GODIVA—Ana Inés Lerner. Rolando José Di Lorenzo, Vladimir Koultyguine Mario Ruiz,  tenía algunos defectos que su esposa Raquel toleraba por amor y porque ella comprendía que nadie es perfecto pero la avaricia y soberbia de Ruiz hería la de sus amigos y vecinos. Raquel insistía en señalarle esto, hasta que él se enojó y la conminó a que trabajara limpiando, aunque le pagaran migajas. Ruiz no iba a proveer más nada a su esposa ya que ella era tan generosa con los demás.    —Veamos Lady Godiva —le espetó con dureza. Ella no respondió, se acordó de la vieja leyenda y con una acida sonrisa se metió en el dormitorio, preparó un pequeño bolso con mínima ropa y delante de él, se fue de la casa. Mario lo tomó como un berrinche y poco le importó esa actitud—Ya volverá cuando tenga hambre y frio—pensó, haciendo un gento de desdén.  Pero Raquel no volvió esa noche y tampoco al día siguiente—Esto es mucho—se dijo y salió enfurecido. Al cabo de un año, se preocupó d...

El Rayo — Rolando José Di Lorenzo, Luciano Doti & Ada Inés Lerner

El Rayo — Rolando José Di Lorenzo, Luciano Doti & Ada Inés Lerner “El Rayo” estaba cansado, realmente cansado, veinte años de superhéroe eran mucho para él. Se repetía constantemente que Superman o Batman tenían más de cincuenta o sesenta años, pero no le servía. Él había sido además un superhéroe de poca monta, no tenía el brillo, ni el fuego, ni el hielo y mucho menos la velocidad de los otros. Era un justiciero de barrio de una insignificante ciudad, había ayudado a muchos vecinos con serios problemas, pero solo eso. A tal punto llegaba su decepción, que comenzaba a reprocharse el día en que decidió ser “El Rayo”; si hasta le resultaba absurdo autodenominarse así, con ese nombre tan pretencioso. Se miraba al espejo, ataviado con su traje  y una mueca brotaba en su cara. Ella lo entendería. Si estuviera con él, lo abrazaría y... Bueno, si ella aún estuviera ahí, significaría que jamás habría ocurrido el motivo por el cual él se convirtió en “El Rayo”. Si ella aún estu...

Un asesinato más – Carlos Enrique Saldívar, Rolando José Di Lorenzo & Sergio Gaut vel Hartman

 Selma se marchó a toda velocidad del lugar del crimen, mientras Virginia permanecía escuchando el chapoteo del moribundo en las aguas bajas de la laguna y la voz de Lizzy; hablándole al perro como si fuera un ser humano, parecía una de esas letanías que entonan los monjes.  Habían asesinado a Matías entre las tres  y cada una de ellas reaccionó de una manera distinta, tal vez respondiendo al eco de la propia historia.  El crepúsculo cayó. Virginia pensó que Selma era una floja y casi con seguridad las delataría, mientras se asombraba de la indiferencia de Lizzy, a quien solo le importaba el perro. Selma seguía corriendo aterrorizada y lo único que quería era poner distancia con el horror, mientras que Lizzy había quedado anclada en un pensamiento obsesivo: — todo estará bien sin Matías; hemos hecho lo que corresponde.  Virginia se puso de pie cuando la víctima dejó de moverse y advirtió que Selma salía de un extremo del bosque y regresaba tras dar un ampl...

Síndrome del Espejo — Ada Inés Lerner, Rolando J.Di Lorenzo, Vladimir Koultyguin

Síndrome del Espejo — Ada Inés Lerner, Rolando J.Di Lorenzo, Vladimir Koultyguine Tomás Zamler estaba casado con Raquel Minujin y a pesar de que auténticamente amaba a su esposa, le fue infiel. Esta relación irregular terminó tras una aventura con la hija de uno de sus compañeros de trabajo. Luego con una enfermera según él mismo cuenta la historia a sus amigos. —Amo a mi esposa, no más desvaríos —Sus compañeros no le creen mucho. Y es porque él ha mostrado signos de infidelidad en el pasado —Algunas personas se tragan pastillas, yo soy infiel. Todos tenemos nuestros vicios. —Tomás vuelve a ser infiel a su mujer con una joven enfermera a pesar de que el "círculo vicioso" parecía haber terminado. Un paciente con Síndrome del Espejo o Síndrome de Zelig (lo que ocasiona que adopte las personalidades de personas que se encuentran en la misma habitación), se ve que está atraido a la personalidad dominante de Ambar Volakis, lo que los lleva a tener un diálogo combativ...