El monstruo— Ana María Caillet Bois y Rolando José Di Lorenzo
El monstruo— Ana María Caillet Bois y Rolando José Di Lorenzo
Violeta tenía cinco
años cuando apareció el monstruo, era una noche de verano y se introdujo por la ventana. La mamá le
había asegurado a Violeta que los monstruos no existían, que seguramente había
sufrido una pesadilla. Pero esa noche su
mamá también lo vio y ya no pudo decirle que todo era un sueño. Tenía olor a
sangre y su sonido era de terror. Bajaron las dos de la cama y se acercaron a
la escalera. Desde allí miraron los destrozos en el comedor, los floreros hechos
añicos, la mesa dada vuelta en el suelo. Nada volvió a ser como antes en la
mansión después que él apareció, todo
estaba impregnado de su olor a sangre.
Al tiempo la niña se
dio cuenta de que solo ella podía con él, cuando su madre sentía el olor o
notaba alguna huella, se ponía como loca, gritaba y corría hasta que el olor desaparecía
y era Violeta la que lo aspiraba hasta que no quedaba nada. Esto le fue
confirmando que el monstruo era su creación, lo manejaba a su antojo, pensaba
en él y aparecía, cuando estaban frente
a frente lo contenía con una sonrisa. Ya
no tenía miedo, lo hacía aparecer cuando quería y hasta jugaba con él. Cuando
violeta cumplió diez años, un hermoso
niño ocupo la casa vecina, misteriosamente el monstruo no apareció nunca más.
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