SOSPECHAS - relato
Sospechas –
Rolando José Di Lorenzo, Alejandro Sosa, Claudia Lonfat
El perro comenzó
a excavar un pozo, dentro del jardín de la vecina de Don Juan, al instante de
advertirlo, la mujer, puso el grito en el cielo. Lo corrió con la escoba y
emparejó la tierra rápidamente. Al día siguiente, se repitió la escena, pero
esta vez, ella fue a la casa de Don Juan y le recriminó agresivamente el hecho,
amenazando con matar al perro. Al hombre le llamó la atención la furia de la
vecina.
Al no regresar
el perro y seguro del destino del animal, Don Juan tomó el camino que
comunicaba su casa con la de la vecina. Sin esperanzas de encontrar al animal
exhaló un saludo a modo de permiso y penetró en un patio de tierra removida con
un enorme hueco. Estrujando su camisa con manos sudorosas tuvo que llegar al
borde para poder ver el fondo. Habría podido admirar el trabajo de no ser por
lo que estaba viendo; un cuerpo flotando en algún liquido impreciso. Estaba
oscuro y se había olvidado los lentes. Fue a buscarlos, pensando en que si la mujer lo pillaba, lo
asesinaría como al perro y al infeliz del pozo.
Ahora, no solo
vio el cuerpo, sino la cabeza del perro. Estaba por gritar cuando escuchó el
ladrido y un reflector iluminó
todo. No era un cuerpo, solo basura y un
espejo roto que reflejó al perro cuando se asomó. La risa de la mujer fue lo peor.
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