VIEJO BAR DE LA ESQUINA - Descripción imaginaria
VIEJO
BAR DE LA ESQUINA
—Rolando José Di Lorenzo
Cuantas
historias se habrán contado en tus mesas chiquitas, cuantas risas y sonrisas
habrás visto, viejo bar de la esquina.
¿Cómo ha podido la gente triste, venir aquí a
depositar su dolor?
¿Qué misterio encierran tus paredes? Que sos el remanso del caminante, o el
huracanado viento del oeste, que voló el sombrero del tanguero.
Es
la magia. Es la magia, que de golpe
entra por tu puerta entreabierta de vidrios pequeños, esa por donde se asomó el
enamorado del corazón roto, o el amante furtivo alegre de su conquista
vana.
La
magia que entra por donde quiere, o cuando quiere y todos los que están dentro
de tu vientre, viejo bar, la sienten, la sufren, la gozan.
Con
tu raído toldo otrora verde del frente, que protegió al mendigo aquella noche
de lluvia y que también cobijo al viejo sabio cansado de sobrevivir, o al novato
en amores, que creyó que su Julieta era aquella del balcón.
Y
tus luces, las del interior, que se niegan a iluminar ciertos rincones, donde
reposa la locura abandonada y que espera nuevo dueño.
O
de la otra esquina, donde se le cayeron los versos al poeta frágil y oculto.
Y
aquella guitarra, ésa colgada al fondo al lado del perchero, que nadie sabe
quién la toco alguna vez, ni tampoco quien allí la olvidó.
Viejo
bar de la esquina, que nunca te inauguraron, que nadie vio tu terreno baldío,
que siempre fuiste y serás.
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