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Mostrando las entradas de diciembre, 2014
TIEMPO TORMENTOSO - relato
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TIEMPO TORMENTOSO Era una noche de perros, llovía y con viento del sur. No andaban ni los gatos por la calle. “Para que habré salido—me dije—Siempre igual”. De pronto vi el cartel luminoso del bar: “Salvado—me dije—ahora a tomar un buen trago”. El bar no estaba muy concurrido, apenas una mesa en el fondo con dos tipos, empeñados en ganar una vieja discusión, frente a dos vasos casi vacíos. Me acomodé en la barra, sentarme en una mesa me pareció hacer gala de mi soledad y no pretendo demostrarle nada a nadie. El barman, sin hablar y casi sin mirar, se paró frente a mí y esperó que le pidiera algo, automáticamente dije: —Un Johnny doble con hielo. Al cabo de unos minutos, no tuve más remedio de repetir el pedido. Un rato después creo haberle pedido otro. La música que sonaba era de primera, Jazz. Sinatra y Basie, un viejo disco que me sabia de memoria. Mejoraba la noche. De repente, como salido de la na...
SOSPECHAS - relato
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Sospechas – Rolando José Di Lorenzo, Alejandro Sosa, Claudia Lonfat El perro comenzó a excavar un pozo, dentro del jardín de la vecina de Don Juan, al instante de advertirlo, la mujer, puso el grito en el cielo. Lo corrió con la escoba y emparejó la tierra rápidamente. Al día siguiente, se repitió la escena, pero esta vez, ella fue a la casa de Don Juan y le recriminó agresivamente el hecho, amenazando con matar al perro. Al hombre le llamó la atención la furia de la vecina. Al no regresar el perro y seguro del destino del animal, Don Juan tomó el camino que comunicaba su casa con la de la vecina. Sin esperanzas de encontrar al animal exhaló un saludo a modo de permiso y penetró en un patio de tierra removida con un enorme hueco. Estrujando su camisa con manos sudorosas tuvo que llegar al borde para poder ver el fondo. Habría podido admirar el trabajo de no ser por lo que estaba viendo; un cuerpo flotando en algún liquido impreciso. Estaba oscuro y se había olvidado los lentes. ...
ESCENAS DE NAVIDAD
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LA LISTA DE CHOLA En la mesa de la cocina, Chola sentada en el borde de la silla, lápiz en mano, escribiendo en una hoja de papel. En el comedor Beto, en su sillón favorito, mirando televisión, con una lata de cerveza a mano y el perro acostado a su lado —Luisito, por favor dejá de gritar—cansada de los gritos y saltos de su hijo menor—tengo que terminar la lista de comidas para Navidad. “La tía Pichu, los tomates rellenos. Clarita: el pollo al horno Los matambres del Tito. El Viteltoné de la Tía Chachi Y las ensaladas mías, papa y huevo, tomate, lechuga y zanahoria rallada” —Pocho, ¿te parece que estará bien con eso?—gritó sin darse vuelta— ¡Pocho! — ¿Qué?…he, si, si está bien, además está del lechón de Beto—Pocho sorprendido, saliendo de la somnolencia. — ¿El lechón del Beto? Ja, hace 3 navidades que lo promete—sonó sobradora—Espero que alcance, porque estoy cansada de hacer más que las demás y siempre parece poco. —Pará Chola, para, que después estamos tres se...
Feliz Navidad, otra vez
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¡FELIZ NAVIDAD! Otra vez Todos somos más buenos en Navidad, nos reunimos brindamos y comemos, nos reímos y nos contamos cosas, como si no nos conociéramos. Luego de un largo año sin tener tiempo de compartir la vida, un tiempo árido, reseco que nos dejó sabor amargo, pero que no pudimos por muchas cosas cotidianas cambiar. Para eso está la Navidad y juntos, muchas veces sin decirnos nada, nos miramos con afecto y recordamos y en honor a esos recuerdos nos damos cuenta que vale la pena festejar. Siempre queda algo de lo que vivimos, algo de lo que fuimos hace mucho, o ayer mismo. Aquella pequeña brasa que el hombre primitivo guardo con su vida, para que no se le acabara el fuego, sigue estando adentro, muy adentro y la seguimos guardando con el mismo celo. ¡Feliz Navidad!
MÍRAME UNA VEZ MAS
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Mírame una vez más - Ana Caliyuri & Eduardo Poggi & Rolando José Di Lorenzo Catalina se miró en el espejo y no le gustó lo que vio. Los ojos habían perdido color: no eran verduzcos. Eran ojos sin color. Estuvo tentada de extraérselos con una cuchara de metal sino hubiese sido porque miró el cuadro que colgaba de la pared. Era una réplica del Guernica, la única sustancial diferencia fue que el cuadro se coloreó de verde. Catalina agitó las pestañas y volvió a mirarlo. Luego, observó la mesa de la cocina: era verde. Ella pintaba cuadros ―como Monet, pero sin tanto arte―. ¿Se estaría quedando ciega como él? ¿Por qué veía en verde, sería por la sensación de retro imagen que aparece en la retina como color complementario del rojo? Volvió a mirarse en el espejo y vio dos cuencas oculares vacías chorreando sangre y una boca que le ordenaba: ― ¡Mírame una vez más! ―dijo el espejo―. ¡Mírame! Pero Catalina no pudo obedecer. ¿Había enloquecido o ya se había arrancado lo...
REACCIÓN EN CADENA
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Reacción en cadena – Ana Caliyuri & Rolando José Di Lorenzo & Eduardo Poggi El muchacho se revolvió en la silla con evidente nerviosismo. Miraba por el rabillo del ojo hacia la vereda de enfrente, desde la amplia vidriera del bar. Pidió un café doble y sacó del bolsillo un teléfono. Luego de unos minutos lo volvió a guardar. El rostro de Juan se puso tenso cuando el camión de transporte de caudales arribó a escasos metros de la entrada al Banco. Pagó su consumición y salió de allí. Nada hizo suponer su reacción. Cruzó la calle corriendo cuando uno de los guardias bajaba del camión, se le arrojó encima; cayeron y lo tomó por el cuello al tiempo que le gritaba: — ¡Traidor, me engañaste! Los acompañantes vieron esto por los espejos, bajaron con las armas preparadas para disparar. Gritaban y amenazantes con sus pistolas, dieron la orden: “¡Al suelo!”. Los guardias del banco notaron la gresca, sacaron las armas y comenzó la balacera. Juan se cu...
VISIÓN DE VIDA
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Visión de la vida - Ada Inés Lerner, Rolando José Di Lorenzo, Eduardo Poggi Federico salió de su oficina de gerente general y jamás volvió. Caminó un par de cuadras y una maceta cayó de un balcón, tan cerca que le produjo una raspadura en la pierna derecha. Se asustó, pero sintió más sorpresa que miedo. Comprendió de pronto lo efímero de la vida. Lo turbó de tal forma que, tras caminar apenas unos pasos, vislumbró que nunca más disfrutaría de paz. Aunque no podía cambiar todo en un momento, sintió que debería renovar el rumbo de su vida: no era suficiente haber dejado el trabajo, necesitaba ser diferente, transformarse. Una metamorfosis necesitaba, y urgente; dejaría de ser ese gusano ricachón y pesado para convertirse en la mariposa más hermosa y efímera sobre la tierra. No le importaba vivir sólo unos días o unas horas más. Lo importante era gozar de la vida, pero… ¿cómo y qué tendría que hacer para logarlo? Nunca lo supo, pero sin intermediación de pacto divino ni di...
EL NIÑO Y EL TREN
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EL NIÑO Y EL TREN -Rolando José Di Lorenzo —Papá, papá, vamos, vamos a viajar en el tren—Así le gritaba Guillermito a Claudio, mientras le tironeaba insistentemente del suéter. — ¿El tren…de que tren me hablás?—Sorprendido Claudio al escuchar a su hijo—Querido si no pasa por aquí ningún tren, está todo abandonado y hace muchos años. —No papi, vos no sabés…cuando lo vea venir de nuevo, te llamo y nos subimos—Claudio no se animaba a insistir en su negativa, le daba lastima, pero sabía, de la imaginación de los niños. Dejó todo así por el momento y se fue a trabajar, pero no se sintió bien en todo el día, se le aparecía la imagen de Guillermito entusiasmado con viajar en tren y si bien no tenía remedio, pensaba como o, que tendría que hacer para compensarlo y darle algo que le gustara tanto como eso. Cuando llegó a la casa y antes de cenar, se fue caminando con su hijo hasta la vieja y derruida estación de trenes que estaba a solo dos cuadras d...
EL VELATORIO - Relato corto - Rolando Jo´s Di Lorenzo
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El VELATORIO. Corría el año 1958, cuando sucedió: Esa mañana, llegamos todos juntos, con la maestra de sexto. Estábamos medio asustados, era la primera vez, entramos silenciosamente. El lugar me pareció horrible; como las puertas estaban cerradas y no tenía ventanas, era lúgubre y había olor a flores. Me hizo recordar a alguna película de terror que había visto, pero esto era peor, porque yo estaba allí. Había muchas personas y casi todas conocidas, eran la gente del barrio y algunos extraños. Todos estaban con las caras serias, algunos llorando, sobre todo las viejas del vecindario, esas que nos gritaban todas las tardes, cuando jugábamos a la pelota, o andábamos en bici. En el fondo del salón, debajo de una gran cruz, estaba el cajón, sobre dos patas torneadas de madera brillante, con bronces y borlas doradas que colgaban a cada lado. ...
EL COLOR DE LA SANGRE - Mi segundo libro
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HOSTIGAMIENTO
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Los amaneceres nunca fueron para él un motivo de esperanza. Por el contrario siempre sirvieron para demostrarle que nunca cambiaría su suerte. Ninguno de ellos pudo torcer el brazo del destino. Cuando era muy joven y todavía creía que las cosas cambiarían para mejor; por lo menos una vez en su vida, los hechos le había demostrado lo contrario y desde entonces fue un hombre sin ilusiones. Eso lo ataba de pies y manos, le impedía actuar, avanzar, en fin, vivir. Por eso desde hacía mucho, solo esperaba y no ya el cambio favorable, sino el final. El alivio del último instante, el descanso definitivo, que era lo mejor que podía pasarle. Si tantas alboradas solo le traído mas desgracias y tormentos, quizá alguna llegara con su muerte; por solo el hecho de creer que le incrementaban así sus desdichas, sin saber que era la única forma, que él podría escapar de esa vida para siempre. A menos que luego de la muerte, hubiese otras vidas y estas lo siguieran hostigando por toda la eternidad....
ATRAPADO EN LA ISLA - Micro relato
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Atrapado en la isla - Eduardo Poggi, Luis Alberto Guiñazú, Rolando José Di Lorenzo El Paraná había crecido más de lo que Anselmo imaginó, y ahora el agua lo mantenía aislado en el techo de la casa que construía. La cosa se había puesto fulera: el Anselmo esperaba que vinieran a rescatarlo, pero no sabía si alguien pensaba en él porque a nadie le dijo que iría para la isla. Colocaba las últimas chapas del techo cuando vio unas sombras moverse entre los sauces, y pensó: “Seguro que es lo que anda matando gente”. Al pasar flotando un tronco de árbol, suspiró aliviado, el estrés, la angustia y las primeras sombras del atardecer le habían jugado en contra. Lo que no sabía era que el árbol también arrastraba una yarará ñata. Ahora Anselmo, se preocupaba más por el lento y persistente ascenso del agua. Cuando vio el destello verde de la piel del ofidio, fue tarde, apenas evitó la dentellada. Cuando el martillo dio contra la desgraciada, esta cayó al agua. Recién se percató el arañ...
ILUMINADOS - Micro relato
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ILUMINADOS —Rolando José Di Lorenzo Dos muchachos caminaban tomados de la mano detrás de una mujer, alejados para no ser advertidos. Veían algo extraordinario. Era una mujer luminosa, andaba sin necesitar luces exteriores en plena noche. Comenzaron a hacer conjeturas y volar con su imaginación; esa persona generaba luz, y quizá otra energía, seguro que no era humana y aunque no estaban seguros de que fuese peligrosa, no se acercaron. La mujer se dio cuenta de que la seguían, entonces se oscureció desapareciendo ante los ojos atemorizados de los jóvenes enamorados. Luego de un rato, siguieron con sus secretos arrumacos, antes de despedirse hasta el día siguiente. Volvieron a la noche siguiente al su lugar de encuentros amorosos. Todo estaba oscuro y en silencio, cuando de pronto se iluminó ante ellos la mujer, pero no estaba sola y se vieron rodeados por otros seres similares. No sabían que hacer, habían descubierto una comunidad de extraterrestres, pero el terror ahora los hacía ...
ANSELMO ENAMORADO - micro relato
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Anselmo enamorado — Rolando José Di Lorenzo, Carlos Enrique Saldivar & Sergio Gaut vel Hartman Anselmo se había enamorado, no era la primera vez, no se acordaba cuántos amores había tenido en su vida. Precisamente eso era lo significativo, se había enamorado de nuevo a los ochenta años. No quería contárselo a sus hijos y amigos, solo le quedaba uno, Pedro, amigo de la infancia, pero ese era su mayor problema, porque la mujer que amaba era amiga de Pedro. Se acordaba claramente que habían sido novios cuando estaban en el secundario y luego ella se había ido lejos. Anselmo comenzó a rememorar la relación de Claudia y Pedro. Desde siempre, su mejor amigo solía decirle que ella había sido el gran amor de su vida. Y ahora Anselmo había encontrado a aquella hermosa mujer, para la cual parecían no haber pasado los años: tropezaron adentro de una librería; ella intentó marcharse, pero él la retuvo tomándole la mano. Todo pasó muy rápido, conversaron sobre obras literarias, fueron a t...