MIGUEL Y ELENA - Microrelato, de la antología: Cien Páginas de Amor

MIGUEL Y ELENA  —Rolando José Di Lorenzo

   Miguel era un soñador empedernido que vivía  al margen de la realidad y Elena lo tomó por sorpresa esa mañana. La conocía, era inteligente y fría, de una belleza extraordinaria. Lo sabía aunque siempre la tuvo lejos, como algo digno de observación, pero todo cambio en un segundo cuando ella se dio cuenta que él existía. Elena se sintió profundamente conmovida al ver a ese muchacho deformado y flaquito, con una notoria cifosis, que caminaba lentamente, siempre mirando hacia abajo, saliendo de una casa vieja. Miguel se dio cuenta en ese momento que ella lo había descubierto y sintió que le corría la sangre por la venas, un estallido de adrenalina lo embargó, todo era nuevo y esplendido. Ella se le acercó y sin más le preguntó acercando su boca sensual a su enorme oreja:
— ¿Me podrías decir si vive todavía aquí un Sr. Carballo?—  Miguel se esforzó en levantar la cabeza para tratar de mirarla, nunca la había tenido tan cerca, sentía su perfume y se perdió en sus ojos negros, se aferró al marco de la puerta porque se caía, casi no podía articular palabra, le ardía la lengua cuando le dijo:
—Te amo Elena —su voz sonó imperceptible y temblorosa, ella no tuvo más remedio que decirle, ya con tono frio e impaciente:
—Perdoname no te escuché —El, ya recompuesto, se apoyó en la pared y mirándola como pudo, contestó:

—No, se mudó hace unos días.

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