LOS ESPEJOS DE CARLOS—Rolando José Di Lorenzo
— LOS
ESPEJOS DE CARLOS—Rolando José Di Lorenzo
Amaneció
tardíamente, el invierno se hacía notar, los primeros rayos de sol hacían
destellos en el hielo de las ramas de los árboles. A Carlos No le molestaba
tanto el frio, como tener que levantarse tan temprano. <>, pensaba mientras se ponía las pantuflas y lo seguía pensado
al tiempo que se lavaba los dientes y se peinaba como podía, siempre despertaba
con los pelos revueltos y parados. Se miró por última vez en el espejo y
lamentó las arrugas y las bolsas bajo
los ojos. Antes de retirarse del baño
notó que hasta sus ojos ya no eran los mismos, habían perdido el brillo que
tanto le gustaba << ¿El espejo, o
la vejes se los opacaba?>>
Salió
rápidamente del baño; ese espejo lo
trastornaba. Él sabía todo lo que hay
que saber sobre los espejos, pero igualmente se sentía acosado por su reflejo
burlón. En cambio el del living; que adornaba la pared junto al gran perchero
de caoba, al lado de la puerta de salida, era mucho más benévolo, se veía bien,
su imagen allí era mucho más parecida a lo que él creía de ella. Tomó el saco y el sobretodo que colgaban del
artístico perchero, se terminó de arreglar frente al espejo amigo y salió a
trabajar. Hacía eso invariablemente todas las mañanas.
Pero la
cosa fue de menor a mayor, cada día era peor el enfrentamiento con el espejo
del baño, hasta que una mañana de primavera, antes de salir corriendo Carlos
sintió que el espejo lo atrapaba, vio claramente como sus pelos parados, sus
ojos opacos rodeados de arrugas se quedaban en el vidrio y junto con ellos su mano
derecha, no esperó más, con la izquierda abrió con violencia y logró salir de
ese infierno, cayó al piso, porque con horror notó que solo tenía su lado
izquierdo y aunque los ojos quedaron en
el espejo maldito, seguía viendo. Se arrastró por el piso del comedor y llego
al living, allí intentó un salto y logró tomarse del perchero y con un esfuerzo
más, pudo verse en el espejo amigo y este captó en ese instante su imagen.
Nadie lo
volvió a ver, sus familiares y algunos amigos lo denunciaron como desaparecido.
Cuando su familia visitó la casa, recorrieron y buscaron minuciosamente por
todos los rincones, tratando de encontrar alguna respuesta a su extraña
desaparición. No hallaron nada, entonces se dedicaron a limpiar y entre las
cosas que tiraron en un gran contenedor de basura, iba el espejo del baño,
puesto que nadie se podía ver en él claramente, tenía unas distorsiones horribles
que modificaban la imagen del que se miraba.
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