El Rayo — Rolando José Di Lorenzo, Luciano Doti & Ada Inés Lerner
“El Rayo” estaba
cansado, realmente cansado, veinte años de superhéroe eran mucho para él. Se
repetía constantemente que Superman o Batman tenían más de cincuenta o sesenta
años, pero no le servía. Él había sido además un superhéroe de poca monta, no
tenía el brillo, ni el fuego, ni el hielo y mucho menos la velocidad de los
otros. Era un justiciero de barrio de una insignificante ciudad, había ayudado
a muchos vecinos con serios problemas, pero solo eso.
A tal punto
llegaba su decepción, que comenzaba a reprocharse el día en que decidió ser “El
Rayo”; si hasta le resultaba absurdo autodenominarse así, con ese nombre tan
pretencioso. Se miraba al espejo, ataviado con su traje, y una mueca brotaba en
su cara. Ella lo entendería. Si estuviera con él, lo abrazaría y... Bueno, si
ella aún estuviera ahí, significaría que jamás habría ocurrido el motivo por el
cual él se convirtió en “El Rayo”. Si ella aún estuviera ahí… con la sonrisa
clara reflejada en su boca y en sus ojos, si sus abrazos fueran otra vez la
corona más dulce… “El Rayo” tendría fuerte la voluntad para abatir a los
delincuentes que robaban y aterrorizaban a la gente de trabajo, gente honesta y
trabajadora como ella. Como ella que perdió la vida, la vida que él amaba, por
un atraco estúpido cometido por dos pobres infelices a los que “El Rayo” llegó
a detener, tarde para ambos.
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