EL ASOMADO El bar Regina era de Nicola Gambetta, un hombre mayor que estaba allí desde hacía más de 30 años. Nadie conocía a la gente del pueblo como él y a su vez, él era conocido por todos, aunque con el tiempo, había perdido la clientela joven, ya que otros boliches más modernos, los habían alejado de allí. El bar era un clásico, o más que eso, una antigüedad. Tenía un salón grande, con paredes muy altas, rematadas en un cielorraso de delgadas tablas de madera de color marrón oscuro, (quizá fueran pintadas de ese color alguna vez), pero seguro se le había sumado el humo de miles de cigarrillos, la humedad, el smog, en fin, el tiempo. Las paredes estaban pintadas de un color, entre beige y ocre, y tenían un zócalo de madera alto, también marrón, casi del color del cielorraso, pero brillante por el barniz que de tanto en tanto le pincelaban. De todas estas paredes colgaban unos cuadros al...