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Mostrando las entradas de marzo, 2014
LA LEYENDA DEL NIÑO COBRA Y LA NIÑA PLANTA
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El niño, de pronto comenzó a hablar y le narró a sus mayores, que lo escucharon con detenimiento, el relato asombroso de dos niños buenos, solitarios y diferentes, que tituló: “LA LEYENDA DEL NIÑO COBRA Y LA NIÑA PLANTA” Un niño, llamado Max, vivía con su papa en el fondo del laboratorio, que este tenía para el estudio de las cobras, las temibles serpientes venenosas. Para ayudar a su papa, Max preparaba la comida para estos reptiles, a base de carnes y todos los días les daba de comer. Un verano, atacó la zona un gran tornado, que partió al medio el laboratorio, quedando en su lugar la mitad, donde estaban Max y las cobras. La otra mitad, con el padre adentro, desapareció. A raíz de esto, Max estaba desconsolado, llorando solo, en uno de los pocos lugares habitables que había dejado la tormenta. Entonces fue cuando se le aparecieron las cobras. Una de ellas, la más grande y vieja, quizá la líder del grupo, lo miró, lo reconoció y luego le dijo a las demás: “No lo ataquen, ...
EL PÁJARO
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EL PÁJARO ¿Si uno ve algo y luego no sale en las fotos, quiere decir que no existe? Como sucede con el espejo, cosa que en él no se refleja tampoco existe…bueno eso dicen, sin embargo Drácula no aparece y … El Negro Ferretti se levantó bien temprano, como para ganarle al Sol, aunque no pudo. Salió del hotel y se dispuso a caminar la playa de punta a punta, como lo hacía en su pueblo. Primero, debería cruzar la calle costanera, que estaba súper transitada, por todo tipo de motos, taxis y combis de turismo y sin semáforos. Seguramente eso formaba parte del turismo aventura que le ofrecieron, cuando compró los pasajes a este pequeño paraíso, que es la isla San Andrés. Cuando logró cruzarla, luego de largos minutos, llegó a una franja de arena casi blanca y muy gruesa. La playa, tendría unos cuatro o cinco metros de ancho y luego el mar. Entonces pensó:...
LA LLAVE DEL ABUELO
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LA LLAVE DEL ABUELO La casa de mis abuelos, era una construcción antigua alejada del centro, al frente de en un gran terreno. Por lo menos eso era lo que a mí me parecía en ese tiempo, porque si en ese patio, cabían dos higueras, dos ciruelos, un mandarino, además de la quinta y un gallinero sin gallinas, seguro que era enorme. Estaba dividido por un alambrado de rombos, que separaba la quinta y el gallinero, del jardín con frutales que estaba a continuación de la casa. Nosotros íbamos dos veces por semana y a veces tres. Allí, muy seguido me encontraba con mis primos, nos pasábamos la tarde jugando y volvíamos a casa agotados. Yo siempre fui más curioso e investigador que ellos, me gustaba observar a los mayores y tratar de imaginar lo que hablaban y lo que les pasaba, aunque eso no impedía que siguiera jugando como correspondía. A un costado del jardín, había un pequeño galpón, hecho por el Abuelo, donde guardaba las viejas herramientas, que le h...
EL CUENTO DEL ANCIANO SABIO
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EL CUENTO DEL ANCIANO SABIO. El eterno anciano sabio, vivía como un verdadero ermitaño. En la cumbre de una pequeña montaña, muy difícil de trepar, donde ocupaba una cueva natural. Nadie sabía a ciencia cierta cómo era que ese viejo estaba allí, ni desde cuándo; pero estaba, era un hecho. Cuando la gente se fue enterando de su sabiduría y sobre todo de sus consejos, muchos decidieron ir a conocerlo y pedirle ayuda. Así fue como recibió una mañana muy temprano, antes del amanecer y casi a escondidas, a “Don Juan” ya mayor, apremiado por su falta de interés en el sexo, al cual confortó explicándole que hay otros caminos para encontrarse con la felicidad. Fue en otro momento en que llegó ante él, “Caperucita Roja” algo crecida, que no podía dejar de confiar en los extraños, cansada de que todos los lobos siguieran haciéndole propuestas raras. La dejó conforme el anciano, cuando con total sutiliza le enseñó cual era el verdadero camino de la virtud. También tuvo que soportar al...
EL PÓSTER DEL TÍO FELIPE
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EL POSTER DEL TIO FELIPE El tío Felipe, tenía su historia, que más que llevarla, la arrastraba por la vida, era hermano mayor del padre de Carlitos, pero casi nunca hablaba de él. Se reunía poco con la familia, solo en las fiestas clásicas de fin de año, o en algún cumpleaños. Era un tipo buenísimo y sobre todo con el gordo, que tenía muy buenos recuerdos de cuando era chico. Siempre le hacía los mejores regalos. Fue él, que le trajo el camión con acoplado, que aún conserva como adorno, en una repisa de su dormitorio, junto a otros juguetes queridos. Había escuchado muchas veces comentarios familiares, que muy calladamente hablaban de alguna actividad, o forma de vida “rara”, que tenía Felipe. Luego con el paso del tiempo, fue descubriendo, que tenía un tío gay. Habiendo sido éste, quizá el mayor secreto de fami...
REENCUENTRO
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REENCUENTRO Él sabía bien a qué iba, solo él lo sabía. Los demás lo podrían sospechar, o imaginar. No viajaba por nada, era un viaje largo, muchos kilómetros, con mucho más tiempo para pensar, que lo que hubiera querido. Lo hacía específicamente para que el reencuentro se realice y cuando alguien como él pone algo en marcha, no iba a faltar nada para que se diera. Y esa última, diminuta nada desapareció en cuando llegaron a la villa y lo vio. Si, parecía él, allí estaba. Estaban los dos, como hacía mucho. Antes de avanzar, esperó por una mirada de ese casi desconocido, por un movimiento de las curtidas manos de ese hombre. La voz, o la forma de hablar y eso pasó. Y entonces lo reconoció. Estaba detrás de esa vieja y áspera máscara. No como antes, porque nada ni nadie es como fue. Solo nos parecemos a lo que fuimos. De pronto, en ese pequeño instante, todo estalló en colores y el gris dejó de dominar el pequeño universo. No estalló en mil colores, q...
NI ANTES NI DESPUÉS
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NI ANTES NI DESPUÉS Las sombras de la noche, le ocultaban la cara. Caminaba mirando al sur, de donde venía el viento. Los ojos entrecerrados, quizá por el humo del cigarrillo, o porque le dolía el brillo de los faroles. Con paso firme, pero lento, avanzaba hacia su destino. Las manos en los bolsillos. Esa era su noche, la noche del olvido, la del encuentro final. Ya había agotado todas la ideas y desechado todos los consejos. No podía perdonar, no podía olvidar, ni perdonarse. Las culpas deben pagarse, como las deudas; le había dicho hacia mucho. Por eso, esa era la noche, la del abrazo final con ella, la que lo esperaría indolente, silenciosa, casi inerte. Al final de ese camino estaría, nadie la vería más que él. Caminaba ahora más rápido, las manos en los bolsillos, la derecha apretaba con fuerza la empuñadura, que ya no estaba fría. Cuando llegó al lugar, miró a su alrededor, como si quisiera despedirse. Pero no estaba en su lugar, era un baldío sucio y sintió asco...
EL FUEGO DEL ODIO
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EL FUEGO DEL ODIO Cuando se encontraron, se miraron fijo. Ninguno de los dos quería bajar la vista. Ninguno iba a perder la partida. Muchos recuerdos oscuros, de los últimos tiempos, habían matado los buenos momentos. Estaban engañados, dolidos, rencorosos. Se seguían mirando, penetrando sus pupilas, traspasando los colores. Tantas cosas para reclamar, tantas otras para vengar. Solo eso quedaba entre ellos. No bajaron la vista y a cada instante, las miradas eran más duras. Afiladas y resplandecientes dagas salían y penetraban sus ojos. Y así siguieron y con el fuego del odio, se fueron fundiendo. Y la materia derretida, se iba amontonando en el piso, como una mermelada. No supieron hacer otra cosa más, que una mermelada roja de corazones muertos.
AQUELLA MÚSICA
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AQUELLA MÚSICA Las notas volaron hacia ti Música de otros tiempos Te diste vuelta buscando El origen del sonido Sorprendida por la distancia A la que te estaban llevando. La fuerza de un torbellino Sacudió tu mente en paz Y los recuerdos lo hicieron Giraron y giraron hasta penetrar Y ya no fue lo mismo el día Ya no fuiste tú la misma Y fue la música culpable Aquella que con él viviste Por un segundo nada importó Todo fue goce y tristeza En un instante aquel mundo Hasta que la música calló. Rolando José Di Lorenzo
OTRA ESQUINA
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OTRA ESQUINA Siempre hay una esquina, Donde ella estuvo o está. La esquina de su casa La de la tuya, u otra igual. Siempre hay una esquina Donde escribiste el relato Corta idea de aquel amor O aquella donde la besaste Siempre una esquina oscura Donde temeroso callaste Aquella triste del dolor Aquella fría de la lágrima. Siempre hay una esquina Donde se talló su imagen Donde se pintó su cuerpo Donde se miró en el espejo. Siempre hay una esquina Donde no lo imaginás Donde deba, o quiera estar Y quizá solo porque sí. Rolando José Di Lorenzo
Hacerse olvido
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Hacerse olvido. La noche se abre en pedazos Ni la luna hoy puede Vencer las sombras que rondan Al corazón traicionado. Camino de farolas y bancos Pedregullo oscuro y callado Alfombra mansa que pisan Esos pies cansados. Nada lo sacará del rencor Ni la venganza querida Pero hay más amor que odio. Y nunca será cumplida. Llorará en silencio lo perdido Olvidará lo que pueda al andar El mismo se hará olvido Y preferirá morir que matar
ALFONSO Y ALFONSITO
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ALFONSO Y ALFONSITO - Alfonsito…Alfonsito, mi vida, ¿adonde estas? Hay mucho sol mi vida – la voz melosa de Marta, salía del interior de la carpa, donde estaba cómodamente sentada en una silla, evitando el sol del mediodía. - Alfonsito… ¿estas allí bonito? No te vayas a quemar – seguía la madre tratando de obtener la respuesta de su hijo, que estaba jugando cerca de allí, pero lo suficientemente lejos como para oírla. -¡Alfonso…ALFONSO!... ¿el nene esta allí con vos? Cuidalo que no se queme mucho – la voz había cambiado, era mas dura, más áspera, Alfonso, que descansaba medio adormecido, a pleno sol en una reposera; escuchaba los llamados de Marta y luego confirmar que el nene estaba realmente cerca y fuera de todo peligro, con una expresión de cansancio le contesto: - Si querida, quedate tranquila, el nene esta conmigo – Mientras decía esto, pensó: “Y tiene un pote y medio de pantalla solar 5500” A tiempo que miraba atent...