UN TANGO
UN TANGO
Le duele muy adentro al bandoneón,
el quejido que deja salir lo dice.
Unos dedos lo han llamado,
Le han pedido ellos que cante,
que cuente su profundo dolor.
Un viejo piano lo acompaña,
también él canta amargamente,
lo que le han dicho que cante.
El hombre llora en sus teclas
el viejo drama que lo quema.
Se acerca el violín,
con un grito oscuro y bajo.
Cuenta una historia larga, triste.
La mano en el arco manda,
la mano del hombre triste.
Y allí, cerca, casi
allí con ellos,
en la mesa de oscura madera,
quedaron las marcas húmedas,
de vasos que contuvieron lágrimas,
que bebió solo, el hombre vencido.
Julio
2009
Rolando José Di Lorenzo
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