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Mostrando las entradas de mayo, 2016

AQUELLA MÚSICA - Rolando José Di Lorenzo

AQUELLA MÚSICA Las notas volaron hacia ti Música de otros tiempos Te diste vuelta buscando El origen del sonido Sorprendida por la distancia A la que te estaban llevando. La fuerza de un torbellino Sacudió tu mente en paz Y los recuerdos lo hicieron Giraron y giraron hasta penetrar Y ya no fue lo mismo el día Ya no fuiste tú la misma Y fue la música culpable Aquella que con él viviste Por un segundo nada importó Todo fue goce y tristeza En un instante aquel mundo Hasta que la música calló. —o— Rolando José Di Lorenzo
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TE LO DIGO DE CORAZÓN — Rolando José Di Lorenzo

Como todos los días, Jorge abrió la puerta y entró. No era bueno, él lo sabía, pero era su responsabilidad y aunque no se sentía bien, igual lo haría: enfrentar el problema repetido de todos los días.   Abría esa puerta y todo cambiaba, pero no lo podía evitar. Tenía que hacerlo, tenía que ir allí siempre.    Aunque también alguna vez, le había sucedido, que entrando por otra puerta, igual lo había encontrado.   Una vez adentro, levantó la mirada con valor y luego de mirarlo unos segundos, le dijo con la voz quebrada:   - Te lo digo de corazón,  no tenes una idea de lo que has cambiado-   - ¿Yo cambiado? Vos sos el que es totalmente distinto, te lo aseguro -  Le contestó el otro.   - Que equivocado estás, no solo eso, sino que me porfias sobre algo que es indiscutible, con solo mirarte, vos también lo notarías-.   - Que locura tenés encima, locura o esquizofrenia. O no sé lo que te habrá dicho tu psiquiatra – Le c...

UN DÍA UNA ETERNIDAD—Rolando José Di Lorenzo

— ¿Qué heces con ese traje de goma, te escaparás así vestido?—dijo Juan sorprendido y molesto con la actitud de su hermano. —No, bajaré al fondo de un pozo del que no se sale,  solo tiene escalera de bajada y como me imagino que los bordes y paredes estarán mugrientos, sentiré asco y no quiero arrepentirme. Si no fuera por el terrible momento que estaban viviendo, esa afirmación hubiera sonado como una broma macabra. Juan le gritó que ya estaba por demás sucio y que él sentía asco por lo que había hecho. ¿Pero qué era eso del pozo y la escalera? No entendía nada. Por eso su hermano le fue aclarando  la situación —Es cierto, debo dar asco, yo no lo siento, sé que hice lo que debía, pero hay que soportar el castigo y eso es lo que estoy haciendo — ¡Y vos sos el juez y el verdugo, o Dios y el Demonio! Decidiste que había que matarlos, lo hiciste y te asignaste el castigo—Habló Juan tomándolo por los hombros y sacudiéndolo con rabia— ¿Consideras que un suicidio es lo just...

EL NIÑO Y EL TREN . Rolando José Di Lorenzo -

— ¡Papá, papá,  vení, vamos a viajar en el tren!—Así le gritaba Guillermito a Claudio, mientras le tironeaba insistentemente del suéter. — ¿El tren…de que tren me hablás?—Sorprendido Claudio al escuchar a su hijo—Querido no pasa por aquí ningún tren, está todo abandonado y hace muchos años.   —No papi, vos no sabés…cuando lo vea venir de nuevo, te llamo y nos subimos—Claudio no se animaba a insistir en su negativa, le daba lastima, pero sabía,  de la imaginación de los niños. Dejó todo así por el momento y se fue a trabajar, pero no se sintió bien en todo el día, se le aparecía la imagen de Guillermito entusiasmado con viajar en tren y si bien no tenía remedio, pensaba como o que  tendría que hacer para compensarlo y darle algo que le gustara tanto como eso. Cuando llegó a la casa y antes de cenar, se fue caminando con su hijo hasta la vieja y derruida estación de trenes, que estaba a solo dos cuadras de su casa. Se sentaron en los restos de un banco del ...

DISPAROS - Rolando José Di Lorenzo

Cuando Alejo comenzó a caminar hacia el auto, un hombre lo seguía desde la ventana del edificio, paso a paso.  A través de la mira telescópica, lo veía en detalle; su expresión cínica y desagradable ocupaba  todo el visor. No podía aguantar el deseo de apretar el gatillo, las gotas de sudor que corrían desde su frente caían en su mano y sobre todo en el índice, que se afirmaba cada vez más sobre el percutor.  Alejo, se detuvo un momento y miró hacia el edificio que tenía a su derecha, no sabía porque, pero lo hizo y sintió un escalofrió que le recorrió su espalda. Se preocupó y en su cabeza sonó la alarma, no estaba seguro de nada, pero algo estaba mal. Se lanzó hacia la puerta del vehículo haciendo un zigzag incomprensible para los que estaban a su alrededor. Lo miraron como si vieran a un poseído, pero fue por poco tiempo, el guardaespaldas más cercano cayo atravesado  por el primer proyectil, lo mismo sucedió con el que estaba del lado izquierdo de Alejo. Este se...

EL ILUSIONISTA - Micro relato - Rolando José Di Lorenzo

El mago Xantón agitó el pañuelo rojo, sacudió la pequeña mesa gritando palabras extrañas y cuando descorrió el velo, vio con ojos desorbitados que nada había sucedido, pero la gente aplaudió igual, habían ido para ser engañados.  El público pedía a gritos la repetición y pedían más y más, el los miró incrédulo, sacó de nuevo su pañuelo rojo, lo volvió a sacudir repetidas veces, lo dejó caer y tampoco el pajarito apareció en su mano.  Entonces la gente se rompió las manos aplaudiendo.  Seguían viendo lo que querían ver.  Pensó entonces en hacer su último intento, tomó una tela mucho más grande; también roja, dijo cosas, hizo ademanes y se cubrió con ella por completo y cuando se descubrió, ya no estaba, aunque igual podía escuchar a su público que gritaba y aplaudía a rabiar. Había realizado un acto por fin, quizá su único y último acto.

JARDÍN - Rosas de mi jardín

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ADONIS EN LA PLAYA - Micro relato - Rolando José Di Lorenzo

El atleta detuvo la caminata playera, miró a su alrededor  y comenzó a quitarse la remera con movimientos estudiados y sensuales. Quedó así expuesto su musculoso y trabajado cuerpo, dorado, brillante. Se acomodó los anteojos oscuros importados, sacudió su cabellera rubia y con las manos en los bolsillos de la malla amarilla caminó hacia la orilla. Todo estaba perfecto a su alrededor, las mujeres no tardaron en advertirlo, la mayoría lo hizo disimuladamente, otras lo miraban con insistencia. Pero él ya había puesto los ojos en una rubia escultural que estaba allí cerca, en su reposera, leyendo una revista de moda. Era la chica para él, la chica digna de él. La miró varias veces, se paseó delante de ella, a cada paso remarcaba más sus músculos. Miraba el horizonte como buscando un destino,  lo tenía estudiado, esa mirada lejana atraía más aún a las mujeres.  De pronto, de la reposera junto a la de la chica rubia, se levantó un petiso y fornido muchacho de piel oscura y no ...

BIFURCACIÓN . Poema

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AUN ESTOY - Poema

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EL MARTILLO DE JOSE - Poema

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ROMPE LA MAÑANA - Poema

ROMPE LA MAÑANA ROMPE LA MAÑANA JUEGA  EL SOL CON SUS RAYOS Y ENROJECEN  LAS NUBES. VUELA RÁPIDO EL VAMPIRO Y SE CUELGA DE SU PALO PALIDO Y ENCLENQUE VA EL CONDE  A SU SARCÓFAGO. BRILLA EL SOL A MEDIA ALTURA CANTAN LAS AVES MAÑANERAS. EL VIEJO Y TRISTE FANTASMA FLUYE POR UNA RENDIJA AL FONDO DEL ETERNO POZO EL LOBO RELAMIÉNDOSE HA VUELTO A SER HOMBRE CIERRA SUS OJOS CANSADOS Y NO CHISTA LA LECHUZA TOMAN LAS BRUJAS LAS ESCOBAS Y VUELAN CARCAJEANDO AL AIRE MANDINGA ORDENA REPLIEGUE CARBONCILLO CIERRA EL AQUELARRE. EL SOL HA COMPLETADO EL DÍA HA SEPULTADO LOS MISTERIOS y TERMINADO CON LA MAGIA HASTA QUE VUELVA LA LUNA. Rolando José Di Lorenzo