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Mostrando las entradas de octubre, 2015

HUBBARD PARK - MERIDEN USA

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EL POSTER DEL TÍO FELIPE - Microrelato editado en antología Historias de Vida-

El tío Felipe, tenía su historia, que más que llevarla, la arrastraba por la vida. Era hermano mayor del padre de Carlitos, que casi nunca hablaba de él.    Se reunía poco con la familia, solo en las fiestas clásicas de fin de año, o en algún cumpleaños.   Era un tipo buenísimo y sobre todo con el gordo, que tenía muy buenos recuerdos de cuando era chico. Siempre le hacía los mejores regalos. No podía olvidar, aquel día que le trajo el camión con acoplado, que aún conservaba como adorno, en una repisa de su dormitorio, junto a otros juguetes queridos.          Había escuchado muchas veces comentarios familiares, que secretamente, hablaban de alguna actividad, o forma de vida “rara”, que tenía Felipe. Luego con el paso del tiempo, fue descubriendo el misterio: tenía un tío gay.   Habiendo sido éste, quizá el mayor secreto de familia, al que, por lo menos hasta esa época, había tenido acceso.    F...

DANCE HELEN...DANCE - Rolando José Di Lorenzo

Fue hace mucho y muy lejos. Él no sabía nada de su idioma, tampoco ella del suyo. Pero se vieron y se miraron largamente, hipnotizados.  Cuando comenzó la música, caminó hacia ella, no dejaban de mirarse;  él le tendió la mano, ella se levantó y con toda su gracia haciendo giros con su dedo índice preguntó: — ¿Dance?— Él la miró embelesado y solo atinó a contestarle tomándola de la cintura y así comenzaron a girar y bailaron como los ángeles, si es que ellos bailan y todos los miraban.  —Helen—dijo ella señalándose —José—contestó él y siguieron bailando y la felicidad embargó a todos, estallaban los colores y los sonidos y ellos y la gente se unieron en un momento mágico y fue bueno. Esta tarde, José agobiado por  un día pleno de dolores y tristeza, escuchó de pronto la música, ¡sí!…aquella música de muchos de años, se puso lentamente de pié buscó un lugar con la mirada y murmuro: — ¡Dance Helen…Dance!… Muy lejos de allí, la mujer en sala rodeada de otr...

CON VIENTO DEL SUR

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OTRA OPORTUNIDAD Fragmento del relato que integra EL COLOR DE LA SANGRE Mi segundo libro

—Yo le hubiera dado otra oportunidad —dijo seriamente Diego. —¿Otra más? Le di como cuatro, no las quiso aprovechar —respondió José enojado, mostrando los cuatro dedos de la mano derecha y siguió— no me dijo nada, ni una palabra, no me aclaró ninguna situación y lo esperé dos horas. —¿Y luego cayó solo desde el piso 25? José… ¿Se cayó por accidente? ¡Qué le pasó de golpe! ¿Quiso aprender a volar? —Diego decía esto sin gracia alguna, no eran bromas y el otro se daba cuenta, tenía que seguir con su defensa. —Sí, se cayó solo, estaba borracho y apoyado en la baranda. Yo ni loco me acerco a una baranda a esa altura, sabés que sufro de vértigo. —siguió enérgicamente explicando la situación José. El otro lo miraba fijamente a los ojos, pero estaba pensando en encontrar una solución al problema y no en culparlo por lo sucedido.   —Está bien, José, listo, olvidemos el tema, lo hecho, hecho está —dijo entonces Diego con tono tranquilizador— Busquemos cómo arreglar las cosas, s...

MATAR LAS PALOMAS- Fragmento del relato publicado en EL COLOR DE LA SANGRE - mi segundo libro

—Mamá no soportaba el canto de las palomas, o mejor dicho odiaba su canto…ese lúgubre cu cuu, cu cuu —dijo Javier, con la voz quebrada y mirando hacia abajo, donde solo estaba la tabla de la mesa vacía. —¿Sabés porque le pasaba eso? —continuó con sus preguntas Mario. —No, quizá fuese porque le traía recuerdos amargos, o porque le presagiaban momentos peores —el joven contestaba hablando sin ningún énfasis, sin ritmo y sin entonación; era como una maquina parlante.  Pero siguió con su relato: —Cuando tenía diez años recién maté mi primera paloma, cuando se lo conté a mamá, sentí mucho miedo a su reto o castigo, pero no me dijo nada, pensé que le complacía —siguió mirando la mesa, que dejaba ver entre las ranuras y grietas viejas de la madera, la mugre acumulada por años —pero no la hice feliz, a ella nada la hacía feliz y eso me hacía sufrir mucho. —Seguramente ella necesitaba de algo más que una paloma muerta para ser feliz —Le comentó Mario— ¿No crees que fuese así? —Sí...