El Reloj

Se aferró a las agujas del reloj, un gigantesco reloj que encontró disimulado entre las cosas cotidianas, tan enorme era que creyó que era el reloj que dominaba al tiempo, o mejor, el reloj con que el Señor había hecho al tiempo y que luego de hacerlo quizá se lo olvidó allí, o mejor lo dejó para que el lo encontrara, pero de nuevo nada, tiró hacía atrás con todas sus fuerzas y nada pasó y volvió a sufrir, no porque no pudiera mover la aguja, sino porque aunque lo hizo, el tiempo no volvió atrás ni un segundo

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