EL BAILE DE JUAN Al flaco Jensen, siempre las cosas le costaron más que a cualquiera de nosotros. Tenía mala suerte, él insistía con eso y todos le decíamos que no era así, que a todos nos pasaba lo mismo, pero lo hacíamos para sacarle un poco de peso de encima. Todos nos dábamos cuenta de que eso era cierto, pero pobre Flaco, creíamos que con nuestra actitud lo ayudábamos. Aunque a veces nos desconcertaba, porque enojado nos decía, que no le creíamos, o que no le dábamos pelota a sus sufrimientos. Era un caso difícil de tratar. Desde que se había quedado sin el padre, tan chiquito, las cosas se le complicaban, terminó el primario y arrancó bien el secundario, con orientación industrial, era un buen alumno, pero tenía metido entre ceja y ceja, ser un chapista como su viejo. Quería tener el mejor taller de chapa y pintura de la ciudad. Por ese tiempo, el taller que era de propiedad de ellos, lo tenía alquilado un viejo chapista y herre...