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Mostrando las entradas de diciembre, 2013

EL OJO MAGICO

El Ojo Mágico ¿Que era?   Un verdadero “ojo mágico”, de un color verde flúo brillante y en el centro, un sector negro, que se ampliaba o achicaba, según mejorara o no, la sintonía de la radio.  Y se controlaba desde una perilla rotativa, grande, de bakelita color marrón. Antes era así y estaba bien.  Todo cambió, pero nada hay como aquel ojo mágico,   porque creo que también indicaba otras cosas mágicas,  no solamente la sintonía de la radio, sino también la de nuestra época,  la de nuestro tiempo. Aquel tiempo irrepetible, de cuando era chico, hace mucho, mucho. ¿Cómo era aquel tiempo?  Muy especial porque era mío y sigue siéndolo, pero tan lejano, que tengo mucho miedo que se me pierda, que se me caiga de la bolsita de los recuerdos.  Por eso lo escribo, para que  lo sepan y lo recuerden. Para que alguien más   se quede con ese tesoro antiguo y querido.  A la tardecita, mi viejo volvía del trabajo,  con su overol gris ace...

AL AMANECER

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PIEDRAS DE LA ESCOLLERA

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AL AMANECER

AL Amanecer Calle ancha y mojada. Fría y frío el aire. Brillos de faroles.  Luces amarillas del recuerdo, que van detrás del hombre cansado. Muelle de pescadores curtidos, escalones abajo, con lanchas sucias amarradas. Imágenes repetidas para el hombre noctambulo. Carruajes ruidosos y gastados, apagan su ruido en la calle mojada, que el hombre callado recorre sin ansias de llegar. El perro del bar marinero, levanta su oreja mojada y olfatea al hombre que pasa. Se conocen, solo eso. No son de nadie, son de la calle. El cuarto al que no quiere llegar, está cerca. Algún día no volverá, lo sabe bien. Se ira de allí, se ira de todas partes a la vez. Las gaviotas, que de noche no vuelan, volaran al amanecer y él se ira con ellas. Algún día volará al amanecer y será nube. Será viento, viento del sur. Rolando José Di Lorenzo -

LA DISPUTA

LA DISPUTA    Cuando éramos chicos, se notaba más aún, Él, era el mas grandote de todos, lejos y para colmo tenía mal carácter, cuando se enojaba te metía miedo.    Pero nunca pasó mas allá de unos gritos o a la sumo un empujón, que era mas o menos, como si te llevaba por delante el camión de Don Roque, el viejo ese,  que tenía el volquete amarillo todo destruido y que pensándolo bien, creo que era tío o algo así de Fede, pero bueno eso no viene al caso.   Hasta el Morcilla le tenía respeto, no miedo, porque jamás lo vimos al Morcilla asustado.    Él era otro integrante de nuestro barrio, no jugaba al futbol, no se, si no podía por su tamaño, o no le gustaba.  Fede era compañero para las salidas en bici, o para boludear.  Nunca lo vimos preocupado por el cole, o haciendo los deberes, o estudiando las tablas, no se como le iría porque iba a otra escuela, no, diferenciada no, pero no iba con nosotros.    La c...

EQUILIBRIO

EQUILIBRIO El hombre violento ha matado muchos Cristos en todos los tiempos. Desde el primer asesino, aquel distante Caín, hasta hoy, que seguramente en algún lugar del mundo ha vuelto a matar a un hombre bueno, aunque no lo sepamos.  Porque los Cristos molestan, se interponen, despiertan conciencias en los congéneres, que forman masiva y mansamente el coro necesario para que el mundo siga dando vueltas. El Cristo de turno, sembrará la semilla que crecerá en alguno de la masa, quizá solo en uno. Y será suficiente, para despertar a otros, para devolver la vista a los ciegos y el oído a los sordos. Aunque también será suficiente, solo uno, para que el hombre violento prepare nuevamente sus argumentos y armas y vuelva a matar al Cristo. Quizá se pueda decir que la balanza se inclina hacia los buenos, porque han sido muchos menos los Cristos que los hombre violentos y siempre resurgen. Pero el mundo, no ha sido más malo ni más bueno, desde el principio hasta hoy. Tal vez no hubie...

ENTRE EL MAR Y EL CIELO

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ENTRE EL MAR Y EL CIELO

ENTRE EL MAR Y EL CIELO Hoy lo vi, estuve con él, allí donde siempre. Plateado a lo lejos, franjas medias verde oscuro y mis pies, jugando con la espuma. Increíblemente calmo y frío. Inefable espejo donde de mira orgulloso el cielo, se conocen desde siempre, quizá nacieron juntos. Aunque no son gemelos, uno es aire y el otro agua. Mas, tienen un origen común, son hijos del azul y la inmensidad. Ambos deben haber permitido hoy, que una suave brisa, se escapara por alguna rendija de allá lejos, donde está escondido el viento y me calmara el ardor que me producía el Sol. ¿Estaría celoso el Rey del cielo, al verme extasiado mirando y sintiendo el mar? No creo, él se sabe insustituible, imperdible, irreemplazable. Es mucho más viejo y sabe más que ellos. El quizá conoció la mano hacedora y supo del principio. Quizá, quien sabe. Rolando José Di Lorenzo

LA VENTANA

   LA VENTANA    En una mesa de Marechiare, nos tomábamos unos Martinis con el Negro y Carlitos, había caído la tarde y no habíamos decidido que hacer luego, en el bar había poca gente, casi todos conocidos.     Aunque cuando estábamos entre nosotros tratábamos de no incluir al resto y no pasábamos con ellos, más allá de los saludos formales, estábamos en plena charla, de esas que luego de un rato, ni te acordás cual era el tema, cuando recordé del caso de Ferruela  - ¿Ferruela? ¿Quien es ese? – dijo el Negro sorprendido  - El pibe de la pinturería, el gordito  - Si, ya se – dijo Carlitos, al que no se le escapaba nada – vos también lo conocés Negro, el gordito petiso – dijo, haciendo el gesto con la mano  - Haaa...si, gordito, petiso y con cara de boludito... ¿Te la completé no?  -  dijo el Negro riéndose y mirándonos a los dos  - ¿Les cuento o no?  -  les dije haciéndome rogar - ...

SINTIENDO EL VIENTO DEL "SO" EN NECOCHEA

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